"En la patada sentí de una vez que estaba quebrado. Se sentía. Incluso cuando me agarro el pie, la pierna se me cae de la misma fractura", cuenta Nicolás Muñoz, mientras reposa en la cama de la habitación 1 del Centro Médico de Santa Ana.
El dictamen médico oficial de la lesión que sufrió el pasado domingo fue fractura de la tibia (hecha minuta) y una doble fractura del peroné.
Ello lo deja fuera de la final, pero también lo despierta del sueño que estaba viviendo. Desde enero iba a poder vestir la camisola de la selección de fútbol de su país. Adiós, eliminatoria, para Nicolás.
"Sí, lastimosamente son cosas que pasan en el fútbol. Se me había cumplido el sueño de estar en la selección, pero bueno, hay que tomarlas de una manera muy tranquila para poder seguir adelante".
Y eso es lo que intenta hacer. A pesar de que el panameño está consciente de la situación en la que se encuentra, busca el lado positivo.
"El único momento que me descompuse fue cuando llamó mi madre. Oí que lloraba al otro lado del teléfono y ahí me sentí mal y se me salieron las lágrimas, pero por lo demás he estado muy tranquilo", manifiesta.
De ello da fe su mano derecha, Johany Caicedo. La novia de Nicolás ha estado en todo momento junto a él. Según ella, el delantero no ha entrado en ningún tipo de depresión (típicas de este tipo de casos), sino que se la ha pasado haciendo bromas y molestando. "Por ahí yo también le he ayudado en ese aspecto", comenta Johany.
EL APOYO MORAL
No sólo sus compañeros de equipo lo han visitado, sino también los aficionados santanecos.