EDITORIAL
100 días de gobierno
Ella y todos en su gobierno, dicen tener impuesta la divisa de gobernar para los más necesitados y todas sus decisiones aparentan estar marcadas por esta máxima. ¿Paternalismo? Pudiera ser. No obstante, es bueno creer que no se cometerán los errores de los años 70, cuando el régimen de Omar Torrijos propició una masa social sobreprotegida y haragana, que germinó en un proyecto que desechó la productividad, la ciencia, la investigación y, al mismo tiempo, el humanismo. El tono del gobierno en estos 100 días ha sido delicado y pausado, pero no por eso débil ni indeciso. La mandataria ha sido áspera e implacable con los adversarios, a quienes está derrotando sin miramientos. Sin escuchar objeciones, se ha dedicado a derrumbar lo que considera "trampas" impuestas por el pasado gobierno, pasando leyes que reemplacen las normas aprobadas por el régimen perredista luego que fueron derrotados el 2 de mayo último. Durante los últimos 100 días Mireya Moscoso y su equipo han querido levantar nuevos andamios que le permitan despegar. Sus rivales políticos les critican diciendo que no avanzan, que la economía está detenida y que no hay planes concretos en lo social. Quienes gobiernan responden que "las acciones están por venir", que solo hace falta derogar las leyes aprobadas antes por el PRD para impedir un buen gobierno a Moscoso, y aprobar las que se lo faciliten. Lo que es cierto es que hasta el momento el panorama no está claro. El pueblo está incómodo con los precios de la canasta básica y las amenazas de aumento de tarifas por los servicios públicos; los empresarios están indecisos porque no hay un plan de acción oficial en materia económica y, mientras tanto, ¡el mundo nos mira!
PUNTO CRITICO |
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