Si hoy estás decido a ir de compras para dar un cariñito a tu viejita para este viernes 8 de diciembre, bien haces, sin embargo, si crees que ese presente significa todo lo que tu mamá se merece, estás equivocado. Un regalito no pondrá una sonrisa permanente en el rostro de tu madre. Tal vez logres con suerte hacerle sonreír, pero será muy fugaz.
Si en realidad deseas ver una sonrisa permanente en el corazón de ese ser que te cuidó y te amamantó cuando eras un bebé, entonces regálale amor. Ella quiere que le visites más a menudo y que no sólo te acuerdes que ella existe en esta época del año.
Hay personas que han hecho de su vida una relación comercial entre madre e hijos. Si no escuchan en la radio o en la televisión aquellos comerciales que dicen: "Regálale a mamá con cariño", no se acuerdan de ella.
Hay personas que de seguro no tienen ni un centavo para darle a su madre, pero ellas son felices porque en su hogar se respira paz. Los hermanos no pelean, los chicos van bien en la escuela y los niños acuden a misa a buscar la palabra de Dios. Eso es lo que ella quiere de tí.
El amor no se mide con el tamaño de la cajeta del regalo, sino con las intenciones que hay detrás y con toda la actitud que has asumido durante toda la vida con ella.
Hermano, ¿te acuerda que en la escuela te enseñaron a hacer tarjetas para tu mamá? Esas eran las mejores porque eran escritas por usted. ¿Qué tal si este año compras el material y la sorprendes con algo original? Si usted hace eso, verá llorar de felicidad a ese ser amado.
No se deje llevar de los comerciales. Usted puede regalar todos los días del año lo que desea. Es más, le recomendamos -si está en lo posible- invitarla hoy mismo al cine o a comer. Si ella le pregunta el por qué de la invitación, entonces respóndale con un beso en la frente y dígale: "Es porque te amo mamá!