Podría decirse que es una enfermedad, pero realmente no se ha definido como tal. Sencillamente algunas personas tienden a mofarse de las barbaridades que ciertas personas dicen, como por ejemplo: "Tengo una moto que realmente no quiero usar por ahora"; "Mi gastos superan los setecientos balboas al mes"; "estoy trabajando en varios proyectos importantes, uno de esos es la creación de páginas web. Yo soy Webmaster". Si esta columna se refiriera sólo a los cuentos, no habría suficiente espacio para escribir cada cosa inventada por algunos ciudadanos que dicen tenerlo todo, pero en realidad viven a otro estilo.
Algunos especialistas le achacan la culpa al constante bombardeo de los medios televisivos y a la proliferación de los servicios de Internet. Estas ventanas muestran ambientes de otros países que son añorados por estas personas encaprichadas a vivir su mundo real con una fachada irreal.
¿Dónde encontrar un cuentero? Nunca habrá escondite seguro para esta gente. En cada empresa hay uno. Sólo háblele de tecnología y deje que éste escupa todo lo que conoce de celulares, computadoras, agendas electrónicas y cámaras digitales. ¿Cómo se visten, cómo son? La característica física es muy diferente y no es fácil identificarlo a simple vista. Unos se confunden entre la gente normal de trabajo, otros usan modas copiadas de afuera y existe el grupo más radical que son los que utilizan una técnica especial para llamar la atención de los demás. Estos chicos se dejan crecer sus cabellos y muy pocas veces los vemos con saco y corbata (sólo cuando hay eventos yeye).
¿Qué decirles a ellos? Aunque ya hay antecedentes de que les han hablado para decirles que no sean así, ellos no les importa. Juran y perjuran que tienen y tienen.
Recomiendo sólo una cosa: seguirles la corriente para no afectarlos más de lo que están.