Catorce tiros. Uno tras otro. El cuerpo de la mujer quedó convertido, literalmente, en coladera.
Serían las 11: 00 de la noche del sábado. El manto de la noche cubría el barrio de Santa Cruz, en Curundú, en medio de las corrientes de frío producto de los fuertes temporales de los últimos días.
De pronto empezó la tronadera de balas.
Rita Escala Vásquez, de 25 años, cayó herida de muerte. Pasado el susto de los primeros segundos, se pidió el auxilio y en un auto patrulla fue llevada al Cuarto de Urgencias del Hospital Santo Tomás, chorreando sangre, agonizando.
¡Catorce balazos! Los médicos ubicaron algunos de los mismos en las siguientes partes: 3 en la espalda, 4 en el muslo izquierdo, uno en el abdomen, otro a la altura de la ingle. El resto no fue especificado.
Escala Vásquez murió minutos después de ingresar al hospital.
Las mujeres que resultaron heridas fueron identificadas como Xiomara Marcelino, de 52 años, quien recibió un tiro en la rodilla izquierda; y una menor de 16 años que resultó con un balazo en el muslo izquierdo.
¿POR QUE?
Es la pregunta que nadie ha sabido responder.
En el barrio, nadie vio ni oyó nada, por lo cual, los asesinos fantasmas no han sido capturados.
El respeto a la vida humana se ha perdido, y pareciera que los panameños no conocen de la Ley de Dios, que ordena en su quinto mandamiento: No Matar.