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REFLEXIONES
"Sobre secretos navales y el regreso del C.M.A."
Carlos Christian Sánchez C.
Para nadie es un secreto la afinidad y subordinación de ciertos políticos panameños que no reconocen la causa patriótica istmeña, ahora que estamos a sólo días de lograr nuestra completa soberanía territorial. Tan sólo pasaron dos meses y medio para descubrir que el gobierno nacional estaba "analizando" un acuerdo de cooperación naval, en materia estratégica, con los Estados Unidos de América. Un convenio que venía siendo estudiado desde el gobierno de Pérez Balladares, toma hoy fuerza, en el preciso instante en que las tropas de la marina norteamericana abandonan el Fuerte Clayton y Corozal. Gato encerrado hay en este acuerdo que se ha tratado dentro de las esferas burocráticas de ambos países, en un absoluto secreto. Obviamente, las palabras del embajador estadounidense Simón Ferro, definen todo el contenido del pacto oculto: "Más importante es la seguridad del Canal que la Soberanía de Panamá". Perdóneme Su Excelencia, pero nosotros, los panameños con verdadera conciencia nacional, creemos que la cosa es a la inversa. Es allí el tema candente: "La seguridad nacional de Estados Unidos, mezclada con los intereses económicos y sociales, es un problema interno de la nación norteña, que por desgracia, involucra a otros Estados", Para Panamá, no es nuestro problema saber que hay terroristas islámicos como Osama Ben Laden o el Loco de Bagdad, quienes se mueren por atentar contra ciudadanos estadounidenses. Esa es una guerra de Washington y no de los panameños. La presencia real o disfrazada de los efectivos armados del Pentágono, es la miel que atrae a las moscas subversivas, debido a eventos políticos que enfrenta Norteamérica con esos pueblos de Oriente. El otro punto es el tema del consumo de drogas en la Unión Americana. Que los narcóticos pasen sobre el territorio panameño, que los capos de la droga produzcan millones de toneladas de químicos dañinos, o que se lave billones de dólares por la venta de la cocaína, esos son factores negativos, se deben a que en las calles de Nueva York, en Los Angeles, en Miami, o a unas cuantas cuadras de la Casa Blanca, hay millones de personas que son el mercado base para que exista la amenaza de los estimulantes ilegales. La Guerra de las Drogas no se debe pelear con bases navales en Vacamonte o en Puerto Escocés, con tropas yankees en Cartagena de Indias o en Manta, Ecuador. La lucha de las drogas se debe iniciar dentro de la misma sociedad estadounidense. Regenerar esa gente que consume drogas, reeducarlas para sacarlas del infierno en donde viven, debe ser la meta primordial. Por esa parte se debe enfrentar su problema de "Seguridad Nacional". No con balas o redadas en la selva colombiana, fronteriza a Panamá, Brasil o Perú, se triunfará sobre este mal. Estados Unidos es una tierra hermosa, tiene gente muy buena y amable. Pero sus políticos no comprenden que afectando la Soberanía Panameña, hacen que aumenten los niveles de ataques furtivos contra las mismas instalaciones canaleras. Sabemos que ustedes, los estadounidenses, hicieron la vía marítima transoceánica, pero también les digo que nuestro país tiene el objetivo de superar la "dependencia política y económica", a la cual hemos sido sometidos por más de quinientos años. Por otra parte, la actitud entreguista de algunos malos panameños, parece salir a flote, puesto que debemos recordar los hechos trágicos del 20 de diciembre de 1989, cuando se esmeraron por provocar la intervención militar norteamericana, en la cual murieron 20 soldados estadounidenses y cuatro mil istmeños. Finalmente, en el caso extremo de "renegociar" tratados y convenios con Estados Unidos de América, con la excusa de proteger el Canal Interoceánico o la frontera del Darién, que empiecen primero por condonar la "Deuda Externa" de Panamá, o que se paguen un alquiler por los sitios utilizados para monitorear las naves enemigas, desde el territorio nacional. Los ejemplos de las bases militares de Norteamérica en España, Alemania y Arabia Saudi, además de las responsabilidades económicas que tienen los estadounidenses en esos países, hacen más soportable la estadía de los efectivos militares del Pentágono. Hablando se resuelven las cosas.
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