La familia del béisbol le dio ayer una despedida a lo grande, a uno de sus hijos meritorios. Carlos Heron fue despedido por sus amigos, ex compañeros, peloteros y todos los que en una ocasión han estado ligados al béisbol.
En su discurso de fondo, el orador de fondo, Leonardo Alvarado, dijo que "Heron fue un ejemplo de padre, un ejemplo de mánager y un ejemplo de la vida".
En cada esquina había un ícono de la pelota. "Una leyenda" en cada rincón, dijo el entrenador Martín Crespo Bernal.
Allí estaban, Marcos Cobos, Mamavila Osorio, Leonardo Cumberbatch, Allan Lewis, peloteros como Mariano Rivera, Manuel Acosta, Olmedo Sáenz, Rubén Rivera, Lenín Picota, Audes De León, Miguel Gómez, Jorge Cortés y muchos más.
El cuerpo de Heron fue colocado en las escalinatas del estadio Rod Carew, tras ser cargado por una fila de peloteros, todos con la camiseta de Panamá.
Al final de la ceremonia, el féretro se trasladó en un carro bomba, hasta el Jardín de Paz, donde reposarán los restos de uno de los mejores hombres dedicado a la pelota panameña.
"Chico siempre fue un hombre de pelota, un hombre de bien y un colaborador para todos", dijo Alberto Macré.
Heron dio a los peloteros más que una mano, a veces entregaba todo, y se quedaba sin nada. Tuvo mucho sin importarle lo material, su vida siempre estuvo familiarizada con el béisbol.
Crítica se une al dolor de sus familiares y despide con un abrazo a Carlos el grande.