Parece un mensaje claro: Todos los clientes son ladrones. No hay más dada que explicar. Así responderían los dueños de supermercados y/o almacenes que tienen en las entradas a unidades civiles con escopetas para matar elefantes.
El mensaje que recibe un cliente no es otro que advertirles: "No te robes nada porque te mato". Qué irónica y estúpida forma de darle la bienvenida a los clientes es esta.
Los empresarios (no todos) cada día adoptan medidas severas que jamás empleaban antes de la invasión en 1989. Ahora parecen armarse hasta los dientes por temor a perder parte de su mercancía.
Los gerentes de estas empresas no se sabe de dónde salieron, pero lo cierto es que dan la impresión de haberse graduados en academias militares y no sitios de alto rendimiento donde se estudia una materia que se llama mercadotecnia, que se define como un estado de la mente que informa prioridades corporativas. También define como la ejecución de actividades comerciales que dirigen el flujo de bienes y servicios, desde el producto hasta el consumidor o usuario .
El cliente es y debe ser una persona que reciba un trato amable. Al consumidor hay que llamarlo por su nombre. Si se inventan tarjetas personalizadas por qué se insiste en decir como robot: "Gracias por preferirnos". En cambio, se podría decir: Sr. Fulano, ¿encontró todo?; Sra. Mengana, nos agrada verle nuevamente, por ejemplo.
Hace poco en una emisora un comunicador llevó a una cliente enfadada con un almacén donde los seguridad aseguraban que la mujer había robado unos collares. Al final se comprobó que no fue así. Luego de escuchar a la señora exponer su caso, lo más recomendable que puede hacer el usuario para frenar tanta crueldad es, cuando estén en una situación de este tipo, llamar a las unidades de la PTJ para que ellos hagan las inspecciones, una vez se compruebe su inocencia, estos inspectores harán un informe y usted podrá demandar porque ha sido perjudicada.
Ya está bueno que sea el que aporte el dinero el que siempre se le mire como a un maleante.
Si en su supermercado acostumbra a denigrar, vaya cambiando.