Sufrimientos, alegría, amor, esto es el fútbol. Es la mezcla de diferentes sentimientos que despiertan una pasión desenfrenada por un equipo, por un país, así como sucedió el miércoles en Panamá.
Esa noche quedará grabada en el corazón del hincha, de los periodistas, de los futbolistas, técnicos, dirigentes, en fin, esa mágica noche del 17 de noviembre del 2004 quedará grabada en la historia del fútbol nacional.
Allí lloramos, nos unimos en un abrazo inmenso en el terreno de juego con colegas como Abdiel Quintero, Antonín Aizpurúa, Alonso Solís, Claudio Pino, Jhony Mosquera, Jhony Ríos, Rony Vargas, en fin toda la prensa panameña perdió el norte del periodismo y se colocó la camiseta de hincha para celebrar.
Ese día, más que informadores fuimos fanáticos, sufrimos, saltamos, gozamos y celebramos cada gol de Panamá.
Selección gracias, mil gracias por brindarnos este momento inolvidable, gracias por hacernos sentir que somos grandes, gracias por cambiar la historia, gracias por acabar por la maldición de siete eliminatorias en las cuales sólo habíamos recibido amarguras y derrotas.
Estamos en el hexagonal, ya no importa si perdimos 6-0 ante Estados Unidos, no importa que una mediocre selección de El Salvador, -que no es ni la sombra de aquel equipo que fue a dos mundiales o el que en los años 90 deleitaba por su fútbol de toque-, nos ganara 2-1 en el comienzo de la eliminatoria.
Fueron muchos años de sufrimiento, hoy nos toca por fin celebrar. Estamos cerca, ya estamos metidos en el baile, estamos en la fiesta grande del fútbol mundial. Ahora nos queda prepararnos de la mejor manera para corresponder a esa invitación a la gala de la hexagonal.
¡Sí se puede! estamos convencidos que sí. Palabras claves, preparación, amistosos se escucharán de aquí en adelante.