A sus ya existentes atractivos, las famosas ruinas romanas de Pompeya acaban de sumar otro que se escribe con cuatro letras y está en la base de toda civilización: sexo.
Una serie de siete frescos eróticos fue desenterrada de las cenizas que hace más de 2,000 años enterraron la ciudad ubicada a los pies del volcán Vesuvio, en el sur de Italia.
De censura, nada: los murales muestran vivamente escenas de sexo grupal y la que se cree es la única representación de lesbianas en Pompeya.
Las pinturas fueron inauguradas este miércoles junto a un baño público recién restaurado y estarán abiertas a los curiosos a partir de diciembre.
Se espera que las imágenes renueven el polémico debate sobre el "escandaloso" arte romano que se produjo el año pasado cuando se mostró en Nápoles una colección de objetos antiguos que hirió la sensibilidad de la Iglesia Católica.
Pompeya es la ciudad es un iceberg del pasado. El 24 de agosto del año 79 después de Cristo la cumbre del volcán Vesubio saltó en pedazos y un río negro de cenizas, fuego y rocas, sepultó bajo un manto de lava la multifacética vida de Pompeya y Herculano, según el relato escrito en las Epístolas por Plinio el Joven, sobreviviente de la tragedia.
Mil setecientos años después de aquella furia de fuego, Doménico Fontana, un arquitecto que excavaba un canal en el valle del Sarno, tropezó con los primeros vestigios de uno de los más grandes descubrimientos de la arqueología mundial: eran las ruinas de la antigua colonia romana Veneria Cornelia Pompeii, que renacían de sus propias cenizas.
Desde entonces y hasta nuestros días se han desenterrado las cuatro quintas partes de esta ciudad de casi 70 hectáreas que comenzó a crecer en el siglo VI a.C. Ocho entradas se abrían en las murallas de Pompeya, que en sus últimos años contaba con un fantástico acueducto subterráneo, que llevaba el agua del río Sarno por cañerías de plomo hasta las casas de los más ricos, surtía las termas y llenaba las fuentes públicas. La panorámica Pompeya, reconquistada para los romanos por el poderoso ejército de Sila, llegó a tener en su momento de mayor esplendor, 120 restaurantes, 40 panaderías, 16 lavanderías y 35 prostíbulos y burdeles; fueron estos lupanares, poblados de pinturas con escenas amorosas, los que le dieron fama erótica a la vida de una población de más de 10 mil almas. |