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Rumsfeld aseguró que donde quiera que vayan los cabecillas no tendrán paz. Foto AP  |
Las fuerzas de la Alianza del Norte avanzan implacables hacia el sur donde podrían haber tomado incluso Kandahar, el santuario talibán, pero Osama bin Laden y su red Al Qaida siguen libres en algún lugar del país.
Ayer tanto el vicepresidente de EEUU, Richard Cheney, como el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, reiteraron su compromiso de buscar a Bin Laden "hasta el fin del mundo" porque, en palabras del jefe del Pentágono, los talibanes se han marchado de Kabul "pero la guerra continúa".
Rumsfeld, quien visitó en Nueva York las ruinas de las Torres Gemelas que en su opinión "ilustran perfectamente por qué Estados Unidos está en guerra"- destacó que, evidentemente es "gratificante" ver cómo el pueblo de Afganistán recupera su país, pero subrayó que todavía no se ha encontrado a los líderes talibanes.
"Algunos han muerto, otros están escondidos pero no hay informaciones concretas que indiquen que se ha localizado a algún líder talibán", dijo Rumsfeld.
El jefe del Pentágono reiteró que fuerzas especiales de Estados Unidos vigilan las carreteras principales de Afganistán por las que los talibanes están huyendo hacia el sur del país.
Rumsfeld destacó que Estados Unidos sigue varias alternativas en la caza de los talibanes y Al Qaida y reconoció que parte de los talibanes "han decidido perderse en el campo porque han decidido tirar la toalla".
Otros, sin embargo, dijo Rumsfeld, "simplemente están esperando la oportunidad de volver a contraatacar".
Lo que parece claro es que los talibanes se están concentrando en el sur, donde se encuentra la ciudad de Kandahar y donde tienen una infraestructura de cuevas, refugios subterráneos y montañas inexpugnables que los convierte en mucho más fuertes.
En su avanzada hacia el sur, la Alianza del Norte dijo que sus partidarios habían entrado en la ciudad de Kandahar, pero destacó que los que se encontraban en esta ciudad eran "partidarios" y no tropas antitalibán.
Said Jikmat, embajador en Tayikistán del "gobierno legítimo" de Afganistán que encabeza el presidente Burhanuddín Rabbaní, dijo que esos "partidarios" entraron en el centro espiritual del movimiento talibán, donde, aseguró, "el pueblo se ha rebelado".
La situación en Kandahar, por lo tanto, está confusa y tampoco el Pentágono ofrece información puntual de lo que allí está ocurriendo.
Lo que sí dejó claro hoy Rumsfeld es que nadie debe pensar que porque los talibanes se estén replegando desde el norte, la búsqueda y captura de Bin Laden está a punto de terminar, porque se le buscará "donde quiera que esté".
De momento reconoció que Estados Unidos no tiene idea de dónde puede estar escondido Bin Laden y reiteró la posibilidad -ya apuntada el martes- de que los talibanes, Osama Bin Laden y Al Qaida pudieran cruzar la frontera afgana con Irán hacia el oeste, o con Pakistán, hacia el sur y el este.
El vicepresidente Cheney fue igualmente duro en sus comentarios, y hoy reiteró, ante la Cámara de Comercio de EEUU, que "mientras Al Qaida no sea llevada ante la justicia, Estados Unidos no dará por terminada la guerra" y subrayó que "los terroristas serán perseguidos donde quiera que se escondan".
Cheney recalcó, satisfecho, que los críticos que hace una o dos semanas manifestaban sus dudas sobre el éxito de la campaña "estaban totalmente equivocados".
Mientras tanto, los talibanes dijeron ayer en Islamabad que tanto Osama bin Laden como su líder espiritual, el mulá Mohamed Omar, están en lugar seguro y siguen en territorio afgano.
"Están en Afganistán y no han sufrido ningún daño", dijo el portavoz talibán mulá Abdullah quien reiteró que los talibanes no han cambiado de posición respecto a Osama bin Laden y, por tanto, no hay que contemplar la posibilidad de que pudieran llegar a un acuerdo con EEUU para entregar al millonario de origen saudí.
A Rumsfeld esto parece no inquietarle ya que reiteró que, independientemente de lo que hagan los talibanes, "estamos decididos a capturar a sus cabecillas". |