Claro que lo que sucedió el 11 de octubre del sesenta y ocho no fue una "revolución". Por eso no cabe el dicho que "la revolución devora a sus hijos". Sin embargo, los veintiún años del gobierno dictatorial militar sí "devoraron" a algunos altos funcionarios, quienes en su momento tuvieron un papel preponderante y luego... desaparecieron.
Uno de ellos fue el Dr. Abraham Saied, quien llegó al Ministerio de Salud para reemplazar a un ministro que dejó una huella muy profunda, tanto así que su trabajo traspasó las fronteras panameñas. Me refiero al Dr. José Renán Esquivel.
Renuncia el Dr. Esquivel porque el gobierno no le consultó el nombramiento del Dr. Hugo Spadafora en un alto cargo (aunque nieguen esta versión, es la más aceptable).
El Dr. Abraham Saied no tenía los antecedentes profesionales y laborales que el Dr. Esquivel, conocido como director del Hospital del Niño. Así que su nombramiento fue una sorpresa. Algunos creyeron que se debió por estar casado con una sobrina querida del general Torrijos.
Debo decir como periodista honrado que el Dr. Saied trató de mantener la "mística" que había sembrado el Dr. Esquivel. En lugar de olvidarse de lo realizado por su antecesor (como hacen muchos ministros nuevos), asumió la responsabilidad de continuar con el lema "Salud igual para todos".
Y siguió con las actividades de "producción de salud" a través de los Comités de Salud, organizaciones que en las comunidades realizaban actividades que provocaban un mejoramiento de la salud del pueblo.
Siendo un médico especialista en enfermedades del corazón de niños, especialidad que pocos médicos tenían en esa época (años setenta), se arremangó la camisa, se quitó el saco y la corbata, y fue al campo a llevar un mensaje de optimismo a la gente enferma y necesitada.
Numerosos sábados y domingos el Dr. Saied y un equipo de médicos, sociólogos, trabajadores sociales, educadores para la salud, enfermeras y nutricionistas, montaban rudos "jeeps" para dirigirse a pequeños pueblos perdidos en las montañas.
Allá se reunían con la comunidad y organizaban el Comité de Salud. Preparaban las actividades para tener un huerto comunitario, que le diera vegetales y verduras frescas, criar pescados en charcos y otras actividades que producían salud, como el agua potable. Y el Dr. Saied lo hizo con entusiasmo, convencido que la salud no estaba en los hospitales, sino en la buena alimentación, el agua sana y la comida nutritiva.
La evolución de la vida hizo dar traspiés al Dr. Saied, y creo que algunos de ellos no fueron de su responsabilidad total. Pero esos errores no deben borrar de la memoria histórica panameña, el trabajo que hizo durante años, por mejorar las condiciones de salud de la gente más necesitada.
Además, hay que reconocerle al Dr. Abraham Saied que siempre permitió el "pluralismo ideológico". Incluso gente que no era del gobierno trabajó en el ministerio y nunca sufrió persecuciones y atropellos, como ocurrió luego cuando dejó su despacho.
Ya lo que digo aquí es historia, pero creo que las nuevas generaciones deben saberlo, porque la verdad "hay que decirla, aunque le duela a más de uno por allí". |