EDITORIAL
Tregua política durante el Congreso Iberoamericano
Desde 1956 y en ocasión de los 130 años de la celebración del Congreso Anfictiónico de Panamá, convocado por el Libertador Simón Bolívar, no se celebraba una reunión cumbre presidencial en nuestro país. La diferencia de aquella reunión y ésta, que se habrá de verificar los días 17 y 18 de noviembre, es que a la de 1956 asistió la crema y nata de los dictadores de América. Carlos Castillo Armas, de Guatemala; Marcos Pérez Jiménez, de Venezuela; Pedro Eugenio Aramburú, de Argentina; Carlos Osorio, de El Salvador; Paul Magloire, de Haití; Anastasio Somoza García, de Nicaragua; Fulgenio Batista, de Cuba; Alfredo Stroesner, de Paraguay; Héctor Bienvenido Trujillo, de República Dominicana; y Perú envió a su presidente electo Manuel Prado por el dictador Manuel Odria. Sólo faltaron 2 dictadores a la cita hemisférica: Gustavo Rojas Pinilla, de Colombia y Julio Lozano, de Honduras. El panorama de hoy es distinto del de ayer y sólo las figuras de Fidel Castro y Alberto Fujimori, son controversiales y tienen años de estar en el poder. Hay que cerrar filas a favor de la presidenta Mireya Moscoso que es la anfitriona de este Congreso Iberoamericano, ya que está en juego la imagen del país. Las huelgas, paros y muestras de inconformidad con el Gobierno, deben suspenderse y decretar una tregua en los días que dure el cónclave de países hispano-parlantes. Tenemos que mostrar ante propios y extraños que hemos alcanzado madurez política y no podemos echar por la borda el prestigio de la Nación que se verá proyectada hacia el exterior por más de mil periodistas, provenientes de diferentes países del mundo. Los 17 Cadillac's, incluyendo 5 blindados, es cuestión para dilucidar "en familia" porque es un problema doméstico. También lo de los transportistas. El objetivo es quedar bien ante el mundo y no dejar que nada empeñe la imagen de nuestra nación. El Istmo polariza la atención y no hay que dejar que prejuicios menores obstaculicen este esfuerzo.
PUNTO CRITICO |
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