CON LAS FARC
Escépticos y esperanzados los colombianos por diálogo de paz

Bogotá
AFP

Entre escépticos y esperanzados se encuentran los colombianos ante el próximo inicio de un diálogo entre el gobierno y la marxista guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), luego de que ayer quedaran desmilitarizados 42.000 km2 del sur del país, exigidos por los insurgentes para tal fin.

Esa mezcla de sentimientos opuestos quedó evidenciada a través de las declaraciones emitidas en las últimas horas por voceros de los distintos sectores políticos, estamentos sociales, militares y ex militares, gente del común y hasta en los titulares de prensa.

La diversidad de opiniones surgió como una avalancha una vez que se hizo efectiva la salida de los 2.000 militares y 1.000 policías de los municipios de La Uribe, Mesetas, Vistahermosa y La Macarena (departamento del Meta) y San Vicente del Cagúan (Caquetá).

La evacuación de la tropa fue ordenada el pasado 14 de octubre por el presidente conservador Andrés Pastrana, que así atendió la condición de las FARC para iniciar un diálogo directo tendiente a acordar las bases de un proceso de paz.

Una de las posiciones más optimistas la expresó la Iglesia Católica, que de tiempo atrás adelanta esfuerzos de acercamiento entre el gobierno con las FARC, al igual que con el segundo grupo rebelde que opera en el país, el Ejército de Liberación Nacional (ELN, guevarista).

El ELN ya se comprometió con la sociedad civil a adelantar a partir del 13 de febrero del próximo año una Convención Nacional por la Paz, que cuenta con el aval del gobierno de Pastrana.

El comandante del Ejército, general Jorge Mora, al confirmar que la zona quedó completamente desmilitarizada, reafirmó el respaldo de los militares a la política de paz del presidente Pastrana.

En igual sentido se pronunció el director nacional de la policía, el general Rosso José Serrano, quien exhortó a la guerrilla a "aprovechar esta última oportunidad para hacer la paz".

 

 

 

 

 


 

En general, lo que más preocupa a los colombianos es la escalada de violencia guerrillera que antecede el diálogo, dado que tanto las FARC como el ELN no han cesado su sangriento accionar y, por el contrario, lo intensificaron en los últimos días.

 

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