CUARTILLAS
Amor
Por eso hay que consolidar nuestra nacionalidad,
profundizar el amor por lo panameño, sin olvidarnos el resto del
mundo.
Milciades A. Ortiz Jr.
Noté en los rostros
de algunos estudiantes cierta extrañeza ante la pregunta, pero la
mayoría ya está acostumbrada a interrogantes de este tipo.
Son alumnos de primer año de Periodismo, del curso Sociología
de la Comunicación, y por lo general todas las semanas tienen un
examen de desarrollo, sobre diversos temas.
A finales de octubre la pregunta fue: "Qué puede hacer un
periodista para promover el amor a la patria, en este mes de noviembre?".
Antes de comenzar a escribir les indiqué el porqué de la
pregunta. Considero que es deber de todo periodista promover el amor a la
patria (no sólo en noviembre), la defensa de la soberanía
y el sano nacionalismo. Así se echan las bases para engrandecer este
pequeño país, especialmente ahora que estamos a punto de administrar
el Canal.
Y para impresionar a los jóvenes, recordé las líneas
del poema de Miró, sobre que "la Patria son los viejos senderos
retorcidos, que el pie desde la infancia recorrió...", etc.
Escuché expresiones de admiración por el recuerdo y la memoria,
y uno terminó la frase.
Así estimulados, los futuros periodistas comenzaron a vertir en
el papel ideas para "promover el amor a la patria panameña".
Luego en la tarde al corregir los exámenes, me di cuenta de que aunque
tenían la idea, como suele ocurrir, no profundizaron lo que un profesor
exigente quisiera para conseguir una nota máxima. Pero el propósito
del ejercicio se había logrado: focalizar la atención del
joven sobre la responsabilidad del periodista para con su patria.
Realmente esa responsabilidad no es sólo de los comunicadores
sociales, sino de todos los que vivimos en este pequeño pero bellaco
país. Ante la "globalización" del mundo, una república
pequeña como Panamá necesita afianzar su nacionalismo, para
no ser devorada por culturas y modos de vida de países más
fuertes.
Siempre advierto a los alumnos que no se trata de rechazar todo lo que
venga del extranjero, sino de aceptar lo bueno de las otras culturas y dejar
lo malo. Sin embargo, muchos panameños hacen todo lo contrario: copian
lo malo del extranjero y no lo bueno.
Ejemplo notorio es no copiar la puntualidad ni el trabajo intenso de
norteamericanos, ingleses y japoneses. Se adquieren malas costumbres en
el vestir, comer y el comportamiento social distinto a nuestra cultura panameña.
No debemos esperar noviembre para preocuparnos por promover el amor a
lo panameño, ni exaltar los valores nacionalistas. Esto debe ser
tarea de todos los meses del año, y no sólo es responsabilidad
de los periodistas, sino de los diversos profesionales que habitan este
país.
Desde la familia, pasando por la escuela, colegios, universidades, medios
de comunicación, existe una responsabilidad de exaltar lo bueno que
tenemos los panameños para consolidarnos como nación.
"Siéntase orgulloso de ser panameño", debe ser
un lema que circule por nuestras emisoras y otros medios de comunicación.
(Cuando dirigí por unos meses la radio universitaria, impuse ese
lema en sus transmisiones).
Vuelvo a advertir: no se trata de que no veamos lo malo que tenemos como
pueblo; por ejemplo ser cochinos, desordenados, impuntuales y algunos flojos.
El asunto es resaltar lo bueno: somos un pueblo acogedor, donde no hay extranjeros
extraños; no guardamos rencores mucho tiempo y nos sobra alegría
para divertirnos.
Nuestra posición geográfica, que nos convirtió en
paso de conglomerados humanos desde antes que Colón pisara América,
afecta la existencia de una "nacionalidad panameña", como
han sostenido estudiosos de estos asuntos. Ese país "cosmopolita",
"pro mundo beneficio", ha formado una nación con muchos
descendientes de inmigrantes.
Por eso hay que consolidar nuestra nacionalidad, profundizar el amor
por lo panameño, sin olvidarnos el resto del mundo.
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