A ORILLAS DEL RIO LA VILLA
Independencia definitiva
Santos Herrera
El 28 de noviembre de 1821,
cuando el Istmo de Panamá se independizó de España,
para luego unirse por voluntad propia a la Gran Colombia de Simón
Bolívar, se estableció en el territorio panameño una
oligarquía terrateniente y comercial, que tenía como único
objetivo lograr por cualquier medio, cómo aumentar su fortuna, su
poder y mando. A pesar del valor histórico que tuvo aquel movimiento
en las jornadas independentistas de América, en el mismo no son tomadas
en cuenta las grandes mayorías nacionales. El pueblo fue un simple
espectador, ya que fueron los llamados criollos, hijos de españoles,
los que decidieron la independencia de la Corona española. Durante
los ochenta y cuatro años que estuvimos vinculados al gobierno colombiano,
solamente caudillos como Tomás Herrera, Buenaventura Correoso y Victoriano
Lorenzo, procuraron buscar en el pueblo el apoyo necesario para impulsar
sus gestas revolucionarias. Los gobiernos integrados por pequeños
grupos de intelectuales y comerciantes, durante todo ese período
fueron manejados por Bogotá, que sólo tomaban en cuenta al
pueblo, para que participara en guerras intestinas como la de los mil días,
que en el fondo lo único que buscaban, era asegurar sus intereses.
Igual cosa sucedió con la separación de Panamá de
Colombia el 3 de noviembre de 1903. Los dirigentes marginaron la participación
del pueblo y sus propósitos no eran más que lograr la creación
de la nueva República, en la cual los Estados Unidos pudiera construir
el canal interoceánico, a fin de que les abriera las puertas al comercio
internacional y establecer una sociedad mercantil donde un minúsculo
grupo iba a ser beneficiado. Después de esa fecha, todos los panameños
conocemos lo que ha sucedido, pues todo eso es parte de la historia Patria.
Por más que se han tratado de acallar las voces nacionalistas
y de protestas, el pueblo desde el siglo pasado, siempre se ha opuesto a
la presencia militar extranjera en el Istmo, pagando por esto, una alta
cuota de sangre y sacrificios. Esta lucha generacional es recogida en las
negociaciones de los Tratados Torrijos-Carter y cuando se le presenta al
pueblo para su aprobación o rechazo en el plebiscito del 7 de septiembre
de 1977, el mismo es aceptado por casi un setenta por ciento de los panameños.
Esta voluntad popular, expresada con militancia y en libertad por la ciudadanía,
nos permitirá a los panameños dentro de 420 días, celebrar
por primera vez en la República, un 3 de noviembre sin ningún
militar extranjero en nuestro suelo, en un solo territorio y con una sola
bandera. El 3 de noviembre del 2000, seremos todos los panameños
en verdad libres, soberanos e independientes y esto se deberá a la
participación que tuvo el pueblo en esos episodios históricos
de la vida nacional, principalmente nuestra juventud, la cual siempre mantuvo
una posición vertical y de lucha en contra de todo intento de menoscabar
la integridad y soberanía de la Nación.

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AYER GRAFICO |
Políticos de otros tiempos cuando aún no se había institucionalizado
la grosería. |


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