Estados Unidos no pudo hacer mucho para que de la Cumbre de Mar del Plata saliera un pronunciamiento concreto para reactivar el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
El presidente George Bush dejó Argentina con rumbo a Brasil, sin llevar ese trofeo. Lo más que pudo fue una declaración promovida por Panamá, para retomar en el 2006, el proyecto que ha estado archivado desde hace dos años.
El ALCA debió entrar en vigencia en el 2005. Los Tratados de Libre Comercio firmado por Estados Unidos con varios países es el ejercicio previo al proyecto de Area de Libre Comercio, que involucra un gran mercado de 800 millones de consumidores.
A pesar de los tropiezos del ALCA, no hay duda que el mundo se encamina hacia el libre comercio. Algunos gritarán que el TLC y el ALCA son un complot del imperialismo gringo, pero habrá que entender que esa es la corriente mundial. Países como Panamá no pueden permanecer aislada. O nos sumamos o no avanzamos, porque la integración comercial es una realidad.
La apertura debe favorecer a los consumidores que tendrán acceso a una mayor variedad de bienes y servicios; así mismo los países deberán aumentar su productividad o enfrentarse al fracaso.
Competir será la palabra clave para entrar al libre comercio. Hay que ofrecer productos de calidad a buen precio, pero no podemos engañarnos, el país actualmente no está preparado para participar en el Area de Libre Comercio que se establecerá a nivel continental.
Todavía faltan años para el ALCA. El gobierno y empresarios deben tomar las medidas pertinentes, tendientes a aumentar la productividad, de lo contrario muchas industrias tendrán que cerrar sus puertas trayendo consigo el desempleo.