Unos 3,500 soldados estadounidenses y un millar de iraquíes, respaldados por aviones de guerra, lanzaron ayer un ataque en gran escala contra una localidad iraquí en poder de insurgentes cerca de la frontera con Siria, con el fin de desalojar del lugar a los miembros de al-Qaida y sus aliados y cortar una ruta clave para los combatientes extranjeros que penetran en Irak.
Los funcionarios estadounidenses describen la localidad de Husayba como la clave para controlar el volátil valle del Eufrates, en el oeste de Irak, y desalojar de allí a los afiliados del grupo al-Qaida en Irak, encabezado por el terrorista jordano Abu Musab al-Zarqaui.
La Operación Cortina de Acero servirá a la vez para calibrar la capacidad bélica de las unidades iraquíes para combatir a los insurgentes.
Poderosas explosiones sacudieron Husayba en la mañana de ayer, al tiempo que los infantes de marina norteamericanos y sus acompañantes iraquíes se abrieron paso a sangre y fuego hacia los barrios occidentales del pueblo, a 320 kilómetros al noroeste de Bagdad.