Cuba, una de las principales potencias mundiales y olímpicas del béisbol ha sido, virtualmente, testigo de la "sepultura" de este eporte en sus aspiraciones de volver al calendario de los juegos estivales, al menos por un tiempo.
La presencia en la capital cubana del belga Jacques Rogge, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), desde el martes último, había acentuado la esperanza de millones de aficionados cubanos y de otras latitudes, donde esta disciplina "trastorna" a las grandes multitudes.
El béisbol y el sóftbol, deportes de gran arraigo en América, quedaron fuera del programa olímpico tras Pekín 2008, según acordó una votación del Comité Olímpico Internacional realizada el año pasado.
"Para que el béisbol regrese al programa olímpico, sus autoridades tienen que convencer a todos los miembros del COI de que harán el máximo para luchar contra el dopaje y para seleccionar los mejores jugadores", dijo.