Los panameños somos personas alegres y solidarias, buscamos la mínima ocasión para festejar y compartir entre amigos. Se nos define como una nación acogedora, de hecho, todos los meses se anuncia la llegada de un artista internacional, así como la presentación de eventos, galas, etc.; pero en esta época hay una actividad internacional que ha captado el interés de los nacionales, y se trata de la serie mundial de béisbol, que este año es diferente a las anteriores.
Diferente, pues el equipo preferido por los panameños, los Yanquis de Nueva York, en el que milita el estelar de todos los tiempos, Mariano Rivera, llega a una final luego de varios intentos. Aunado a ello, los campeones del 2008, los Phillies, hacen valer su calidad y revalidan su título de la mano del panameño, de origen chiricano, con residencia en Boquerón, Carlos Ruiz, quien desde su posición de receptor se constituye en uno de los puntos claves de la columna vertebral del equipo.
Realmente es un gran espectáculo apreciar esta serie final. Los panameños se unen, disfrutan de una parrillada y comparten en familia. Lo curioso es que quienes apuestan a los Yanquis cambian de opinión, por unos instantes, cuando Carlos Ruiz le toca ir al plato, y todos apuestan a que haga un buen trabajo. Unos piden "hit", otros un batazo oportuno y bien colocado, y por qué no, hasta un vuelacerca, como ha demostrado en varias ocasiones.
Y la adrenalina sube en el que es fanático de este deporte, como el que no lo es, cuando llegan los episodios de Mariano Rivera y le corresponde el turno al bate a Ruiz, como sucedió en uno de los partidos. Ambos demostraron una verdadera calidad de la escuela de béisbol panameña, que mínima en su aportación a las Grandes Ligas, pero con profesionales de gran valía.
También es justo reconocer el positivo aporte de los canales de televisión y de la empresa privada, quienes unen esfuerzos, a fin de difundir una señal que llega gratuita a todos los hogares panameños, acompañada de comentarios de profesionales que se han trasladado hasta los estadios en Philadelphia y Nueva York, para trasmitir la Serie Mundial.
Por los efectos que ha logrado la Serie Mundial 2009 en la comunidad nacional, no me queda más que expresar, como dice Pineda, ¡que Viva, Crítica en Línea su majestad, el béisbol!