MENSAJE
Serpientes de alta tensión

Hermano Pablo
Sucedió en la ciudad de Crowley, estado de Indiana, en los Estados Unidos. Súbitamente se apagaron todas las luces de la ciudad. Fue algo tan inesperado y fortuito que sorprendió a todos. La gente comenzó a hacer diversos comentarios mientras buscaban velas y linternas. Unos decían que algún platillo volador había llegado con seres extraterrestres y había cortado la energía eléctrica. Otros decían que eran brujos o espíritus. Otros hablaban de actos de sabotaje. Otros daban explicaciones más fantásticas todavía. Lo extraño era que no había tormenta, ni nieve, ni vientos fuertes, ni incendio en la planta, ni temblor de tierra, ni nada que pudiera ser la causa natural del apagón. Los ingenieros de la empresa debieron recorrer todos los cables de energía eléctrica de la ciudad y extender sus investigaciones en un radio de varios kilómetros de la central, revisando cada metro de cable. Por fin hallaron la causa: era una serpiente. Una serpiente de cascabel había trepado lentamente por una torre de alta tensión y se había echado a dormir tranquilamente enroscada. El frío cuerpo del reptil había causado un cortocircuito, y esa era la causa del gran apagón. La Biblia nos cuenta de otra serpiente, que una vez interceptó la línea de comunicación entre el hombre y Dios, y ha producido el apagón más grande de todos los siglos. Esa serpiente antigua es el diablo, Satanás el destructor. El diablo ha provocado una ruptura, un cortocircuito, entre Dios y el hombre, y por esa causa tinieblas espirituales espesas han caído sobre el mundo. A causa del pecado, provocado por el diablo, nuestra mente y nuestra alma viven en tinieblas respecto a Dios y a su gracia. A causa del pecado un nublado sombrío cubre las relaciones del hombre con su Creador, y de ahí las razones por tanta ignorancia y tanto mal existente en nuestra vida. No obstante, Cristo ha vencido a esa serpiente de alta tensión. Cristo es la luz del mundo, y Él ha restablecido la línea de comunicación con Dios. Cuando recibimos a Cristo, restablecemos la comunión con Dios.
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