El autoritarismo constituye un ejercicio desmedido del poder público, caracterizado por la tendencia al control de todas las actividades sociales, políticas, económicas, intelectuales, culturales y espirituales.
En el autoritarismo moderno, el pueblo se ve obligado a depender por entero de los deseos y caprichos de uno o varios partidos políticos y/o de sus dirigentes. Es un autoritarismo que no es posible esconder porque día a día estamos en contacto con éste, es el Autoritarismo del Dinero (acantonado en los diferentes partidos políticos).
En Panamá los candidatos presidenciales son impulsados, promovidos y determinados por una pequeña élite financiera que controlan la mayoría de las más grandes e importantes empresas y medios de comunicación.
Pero que pasaría si el resto de la población despertara de su letargo y quisiera cambiar las reglas del juego (constituir un partido con verdadero ideal social). Bueno, entonces a las élites de poder aún les quedarían algunas ases bajo la manga; entre ellas el bombardeo publicitario desacreditando a aquellos dirigentes que les pudieran rivalizar, imposiciones de nuevas "trabas" para la constitución de nuevos partidos sobre todo, de aquellos de tendencia distinta a la de ellos, la posible utilización de los estamentos de investigación estatal para montar inteligencias políticas. Es en este último punto donde se pone la cosa preocupante.
La tendencia del actual gobierno, ha sido controlar todos los estamentos de investigación colocándolos bajo el arbitrio directo del Ministerio de Gobierno y Justicia, de allí la intención de desaparecer la P.T.J., de allí los aumentos salariales a la Policía Nacional y a los funcionarios públicos.
Ya hemos vivido una dictadura compartida por partido gobernante, por ende no queremos que esta historia por ningún azar de la vida pretenda repetirse por aquellos que formaron parte de la misma, y que a pesar de todos sus desmanes hoy día tienen la desfachatez de gobernar y darse golpes de pecho en nombre de la democracia.