El Rosenborg ganó ayer en Trondheim con autoridad al Valencia por 2-0 en un encuentro en el que el equipo noruego no dio opción a un rival, que apenas entró en el partido y que ve comprometida su clasificación tras su segunda derrota consecutiva en la Liga de Campeones.
El Valencia fue un equipo frío, que apenas supo crear peligro ante la meta local y que nunca encontró la forma de adueñarse del partido ante un rival sin excesiva calidad, pero que jugó con mucha intensidad, creyó en sus posibilidades y buscó la victoria más y mejor que su rival.
Tras una salida en tromba, el Rosenborg no aflojó y fue capaz de dominar al Valencia durante casi todo el primer tiempo, con un juego más dinámico que el del equipo español y mucha presión sobre los visitantes.
A pesar de ese dominio, el juego del Rosenborg no estuvo acompañado de claras ocasiones de gol y Cañizares, bien arropado por su defensa, no tuvo que intervenir en jugadas especialmente peligrosas.
El Valencia dispuso de una clara ocasión de gol en el inicio del segundo tiempo (m.48) cuando un disparo de Joaquín fue enviado a córner por el meta local, en la opción de gol más notable de la visita hasta ese momento.
Fue, sin embargo, el prólogo del 1-0, logrado por Kone tras una gran jugada del lateral izquierdo Dorsin, en la que Cañizares no estuvo especialmente afortunado.
El Valencia no reaccionó y ocho minutos después, un córner fue resuelto por el central Riseth, que puso en el marcador un 2-0.
LA POLÉMICA: MINUTOS 32
La acción más polémica del primer tiempo llegó en el minuto 32 cuando una caída de Traoré en el área del Valencia, en una acción con Miguel, fue reclamada como penalti por los aficionados locales, aunque el árbitro no consideró que fuera falta.