Robinho llegó al Real Madrid-Olympiacos como gran protagonista por su acto de indisciplina, su juerga nocturna en Río y el regreso tardío. Se sintió señalado, pero levantó al conjunto madridista con dos pases de gol y dos tantos claves, que celebró besando el escudo y agradeciendo la confianza de Schuster. El Bernabéu lo perdonó.
El brasileño cumplió. De sus botas, salió el pase del primer gol, que pudo haber sido de Ruud Van Nistelrooy, pero que lo anotó Raúl, luego marcó de cabeza y de pierna derecha. En el cuarto, asistió a Balboa para el 4-2 final.
Galletti y Julio César descontaron para Olympiacos, mientras que Iker Casillas salvó su arco de más goles.