El dolor desgarraba ayer a los familiares de los 18 pasajeros calcinados anteayer en el autobús 8B-06 incendiado frente al templo Hosanna. La labor de reconocimiento de cadáveres en la morgue judicial, fue una tragedia personal adicional que vivieron los sobrevivientes de las víctimas.
Sólo faltan por identificar dos cadáveres. Los muertos son 13 mujeres, dos niños y tres varones. En el hospital Santo Tomás hay dos pacientes graves con quemaduras severas. El chofer Prospero Ortega requirió atención de los psiquiatras.
Las autoridades volvieron a prometer mano dura contra los transportistas. Dicen que irán a las piqueras a revisar todos los autobuses. La pregunta que se hacen los usuarios es cuánto durará eso.