FAMILIA
Después del primer gramo de heroína ¿qué sucede?
James A. Inciardi
Dado este hecho de los consumidores
que caen a menudo son bastante los que sin duda están bajo los segmentos
del campo del tratamiento de la adicción que han tenido un éxito
limitado a lo largo de los años.
La dificultad con el concepto de la personalidad proclive a la adicción,
y todas las otras explicaciones teóricas de la adicción a
la heroína, han sido el presupuesto de que una sola teoría
dará cuenta de todo el espectro de los comportamientos de consumo
de drogas, un problema que ha inficionado las discusiones del comportamiento
desviado en general. Desgraciadamente, este tipo de pensamiento no es tan
remoto, al menos en su estructura lógica, respecto de los argumentos
del doctor Benjamin Rush de dos siglos atrás, quien decía
que había una teoría de la enfermedad más que diferentes
teorías de enfermedades diferentes. Lo más probable es que
haya tantas razones para consumir drogas como individuos hay que consumen
drogas. Para algunos puede estar en función de la desorganización
familiar o el aprendizaje cultural o una personalidad desajustada o una
personalidad "proclive a la adicción" o inclusive de un
"duelo incompleto". Para otros, el consumo de heroína puede
no ser más que una respuesta normal al mundo en el cual viven. Y
lo más probable es que haya una población de consumidores
de heroína para la cual el enfoque de Lindesmith de la abstención-elusión
se adecue.
Tanto cuanto varían las motivaciones para el consumo de heroína,
lo hacen también los modelos de iniciación. Algunas carreras
en el consumo de drogas son terapéuticas en sus orígenes,
a través del uso crónico de morfina, Demerol, Talwin u otro
analgésico narcótico que se le prescribió al paciente
para el tratamiento del dolor o alguna otra afección. Para muchos,
sin embargo, la heroína es un estadio tardío en un estilo
de vida de consumo de drogas que empezó durante la temprana adolescencia
con el consumo de alcohol, jarabe para la tos con codeína, solventes
orgánicos, marihuana y/o anfetaminas. Sea cual fuere el modelo de
iniciación, la adicción a la heroína, si se produce,
es un proceso prolongado. A pesar del mito "una jeringa y estás
enganchado", para convertirse en adicto a la heroína, uno debe
aplicarse a ello, especialmente dado que gran parte de la heroína
disponible en la comunidad de la calle a menudo es de bajo potencial. Más
aún, la mayoría de la gente no empieza su consumo de heroína
inyectándose de forma endovenosa. Los recuerdos de David K., un consumidor
de heroína de la ciudad de Nueva York entrevitado durante los años
ochenta, ilustraban un modelo de iniciación que no es del todo poco
común:
"Un día viene mi primo y está consumiendo heroína
y tira su bolsa de basura de diez dólares en la mesa de la cocina
y dice: "prueba un poco". Le digo: "escúchame, Alfie,
ni pienso ponerme un gramo de eso en las venas". Me dice: "no
flaco, aspira un poco, es fantástico". Entonces decido aspirar
un poco de eso que trajo Alfie. Me tapo un agujero de la nariz y aspiro
la porquería esa. Pensarás que después de esa primera
vez podría haber aprendido algo. Pero no. Es como cuando pruebas
tu primer cigarrillo. Te mareas y se te revuelve la panza, pero de todos
modos vuelves a hacerlo porque quieres estar regio y como todos los demás
lo hacen algo tiene que tener.


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