Uiga compa que el que viene no es papa! Esta singular frase de nuestra gente del interior fue una de las más populares en la plaza San Miguel Arcángel de Monagrillo, el pasado domingo durante la tradicional corrida de toros.
Este evento cobró vida desde las 3:00 p.m. con un lanzamiento de fuegos artificiales, que marcó la hora de partida del jolgorio de los monagrilleros. No obstante, era la forma popular de cerrar las fiestas religiosa del santo patrono de este poblado herrerano.
Las barreras estaban repletas con residentes y visitantes de todas las edades, dispuestas a pasar hasta un buen susto, pero querían estar allí sentadas un buen par de horas sobre cañazas de bambú. Históricamente se dice que hay pobladores que construyen las famosas tarimas, donde algunas familias se las ingenian para presenciar la corrida de toros.
Y aunque cayó un tremendo aguacero el público no se dio por vencido. Si tenían hambre, eso era lo de menos, pues los chorizos asados le llegaban a domicilio. Para otros más exigentes, con dar unos cuantos pasos podían satisfacer su apetito en las fondas y solicitar un exquisito sancocho. Las fritangas también estaban a la orden del día.
Pese a que había lodo como en la atolladera de Guararé la diversión continuaba. Salieron "morisquetos", que según los lugareños lo definen como "hombre de pueblus en fuegus", y en vista de que el lodo era parte del festival, los niños y jóvenes monagrilleros inventaron hacer una torre humana de tres piso.
Al caer el ocaso, se decía que el que no estaba embarrado de lodo no había gozado. Hasta la vacas se tornaron chocolate y ni hablar de los supuestos toreros. Al encenderse las luminarias hacia el centro de la plaza los espectadores vitoreaban emocionados "que siga la fiesta".
Lo curioso de esta corrida de toros es que los dueños de ganado en Monagrillo aportan cada año sus reses para que "los jueguen" y el pueblo goce a montón. Se estima que la trayectoria de este evento popular se celebra en Monagrillo desde 1910. De allí en adelante es una de las actividades más esperadas y concurridas por esta cálida región azuerense que se identifica por el chiste y el sobrenombre.
Esta barrera estuvo tan buena que se prolongó hasta las 11:00 p.m. por lo que se espera que el próximo año la parranda sea igual. Si este año se la perdió, prepárese porque en octubre de 2009, la cita es en Monagrillo. ¡Qué viva San Miguel!