Pablo Finkenbinder es exactamente igual a como se observa en televisión y como uno lo imagina cuando lee su columna "Un Mensaje a la Conciencia". A sus 87 años, sigue siendo un hombre calmado, con buen humor, claro en sus ideas y con respuestas profundas.
El Hermano Pablo estuvo esta semana en Panamá participando del Congreso Iberoamericano de Comunicadores, Líderes, Pastores, Medios Masivos, Cristianos (COICOM 2008).
Este evangelista, considerado uno de los más importantes de América Latina, conversó con Crítica sobre política y educación sexual; además, presentó a su sucesor, quien lo acompaña desde hace 13 años
POLITICA DE AQUI Y DE ALLA
Hace tres días, los medios de comunicación locales destacaron las declaraciones del Hermano Pablo sobre los políticos de Panamá y el mundo, a quienes calificó de "deshonestos".
En este sentido, reiteró su planteamiento, y agregó que "desgraciadamente a los políticos no les cuesta decir una mentira. Pero la falta de honestidad, tarde o temprano, tiene su precio. La gente sabe cuándo uno es deshonesto", a pesar de que no se de cuenta.
Para este evangelista, es fácil detectar a un político poco honesto, solamente hay que observar con claridad las cosas que hace y escuchar "las cosas que dice". Al final se debe evaluar si ambas se ajustan a una realidad.
Siendo claro en su posición, prefirió no comentar sobre las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos.
ENSEÑAR A JOVENES SOBRE LA ABSTINENCIA
Sin embargo, no tuvo inconveniente alguno de dar su opinión sobre brindarles educación sexual a los adolescentes.
Su respuesta fue inmediata: ¿Para qué, por qué tienen que conocer los jóvenes de eso? Hizo una pausa, y en medio de una sonrisa continuó: ¡A mí nadie tuvo que enseñarme. Los jóvenes saben más de esto que los maestros!
Su sonrisa desapareció y en un tono más serio aseguró que el problema no radica en la enseñanza en sí; sino que es una forma de decirles: pueden tener todo el sexo que quieran si usan preservativo.
Para este cristiano, "eso no ayuda en nada". Sin embargo, aclara que "si entre la enseñanza que se les brindará a los jóvenes está incluida también la abstinencia, entonces sí estaría de acuerdo en que la educación es necesaria".
El Hermano Pablo está consciente de que los años han pasado. Para él, ahora "todos los días son sábados, y mientras haya vida, hay esperanza". Esta es la principal razón que lo motiva a decir: "Yo no quiero que Dios deje de usarme".