La odiosa sensación de haber mascado piedritas en el arroz, es la que le queda a uno, cada vez que se confirma el elevado número de ciudadanos que no les importa ¡un carajo!, convivir con la basura, malos olores, malezas y vectores peligrosos.
Esta clase de tipos y tipas (incluyendo parte del esperanzador gobierno de la patria loca), consideran que todo se lo merecen mientras Viva, Crítica en Línean y que son las despistadas autoridades quienes deben suspender las esperas de los chequecitos quincenales, para limpiarles los entornos de sus casas, escuelas y barriadas.
Se percibe que no hay planes concretos con la basura. Tampoco con la geométrica proliferación de vectoriales a nivel nacional. Carreteras, autopistas y hasta el patio trasero del HST acumulan montañas de desperdicios. Cerro patacón soportara descargas por 15 años más. Este mandato debiese quitarle el hueso de la noble inmundicia a los alcaldes en todo el país, de manera que se garantice y se preserve la salud.
La pestilencia se ha apoderado de todas las cabeceras de provincias y de algunos pueblos grandes. Los únicos preocupados parecieran ser dos, de las cuatro clases de gallotes de nuestra gloriosa avifauna.
Una legislación moderna, debiese preocupar más a los parásitos de la patria, que beneficios y exoneraciones de carros. Existen entidades que simulan sudar macheteando donde otros han cortado la hierba.
Necesitamos un Ministerio de la basura encargado de afrontar el problema en todo el territorio y que multe a cochinos grandes y chicos como en los tiempos zoneitas. Nos da tristeza ver la cara de aburrimiento de la jefa de epidemiología, que de tanto advertir epidemias esta perdiendo la voz.
Esperamos que la patria loca desconozca concesiones que incidan negativamente en la prestación de un servicio eficiente y seguro de recolección de basura y gestione conciencia a base de multas y cárcel para que haya menos panameños cochinos.