MENSAJE
Cocaína y nacimientos
- Hermano Pablo,
- Costa Mesa, California
Fría, insensible, inexorable,
como son todas las estadísticas científicas, la nueva estadística
estaba allí. Se habían hecho pruebas en ciento seis mujeres
encinta que se prestaron voluntariamente. La mitad de ellas, cincuenta
y tres, habían usado cocaína durante casi todo el embarazo;
las otras, no.
Cuando las criaturas nacieron, las pruebas resultaron claras. De entre
las madres adictas a la cocaína, un 35 por ciento de los niños
tenían defectos en el corazón, la cabeza pequeña, problemas
respiratorios y, lo que es más triste, signos evidentes de retraso
mental. La cocaína había hecho su trabajo.
La drogadicción es el fantasma blanco de la segunda mitad del
siglo XX. Si este siglo, que ya está terminando, le entrega al siglo
venidero su adicción a las drogas, no hay ninguna esperanza para
una recuperación de la sociedad.
La droga que se usa actualmente ya no es solamente aquel producto natural
que se extraía de las plantas. Hoy día se está produciendo
cocaína y heroína en forma sintética. Y estos productos
son terriblemente poderosos y adictivos. Se sabe además que la droga,
tal como el alcohol, causa daños irreversibles en el cerebro y en
los nervios. Si la humanidad no abandona el uso de las drogas, causa daños
irreversibles en el cerebro y en los nervios. Si la humanidad no abandona
el uso de las drogas, puede ocurrir aquello que vaticinan los escritores
de la ciencia ficción: un regreso a la bestialidad. En el sentido
moral ya está ocurriendo.
En cada país del mundo civilizado hay familias enteras que son
adictos a las drogas. Padres e hijos, madres e hijas, niñas y adolescentes,
viven a la par en el humo gris del estupefaciente.
La palabra "narcótico" que es el nombre genérico
de las drogas viene del griego narkotikos, que encierra la idea de sopor,
adormecimiento, somnolencia, estupefacción. Qué pasará
en la humanidad cuando el 50 por ciento de ella sufra este amodorramiento
permanente?
No podemos rescatar al mundo entero de las garras del narcotismo, pero
siendo nosotros mismos ejemplo, podemos ser guía cuando menos para
nuestros propios hijos. Salvemos a nuestros hijos del poder de las drogas.
Una experiencia espiritual dinámica puede contrarrestar la fuerza
de la drogadicción. La entrega total del señorío de
Jesucristo produce esa experiencia. Entreguémosle nuestra vida a
Cristo.


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Laura Pausini
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