Analizando el informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, me incentivaron de esperanzas y de gran satisfacción; interpretando las cifras reveladoras en torno a las posibilidades de vida de la niñez en América Latina y el Caribe, con estimado de 70 años, más que la media mundial, sólo superado por los países industrializados que alcanza los 78 años de promesa al nacer. Son los primeros años de existencia los que nos sirven como punto de referencia, mostrándonos con claridad la tendencia de una vitalidad corta o larga, afincándose en lo positivo o negativo del entorno que rodea al ser que empieza a vivir. Esto nos causa fuerte motivación y me hace respirar profundo, complacido, tomando en cuenta la fuerte cantidad de influencias que se arrebozan, como tabúes en nuestra sociedad, tanto en las ciudades, como en las distantes áreas rurales. En el caso de la República de Panamá donde amasamos un arsenal de situaciones negativas que, con buena voluntad y provechosa acción de todo el conjunto social, bien podríamos salir airosos en la formidable tarea.
Los números indiferentes, en otros renglones, registran cifras que asustan, fusionados a las adversidades que avecinadas, contribuyen a tornar los porcentajes en rarezas, como resultado de la operación aritmética. Los fenómenos asistentes en el niño, desde que nace hasta los tres años, serán de importante trascendencia en su existencia. La salubridad del entorno, su salud personal y los hábitos cumplidos como normas, son garantías de prosperidad. Hago un gesto dubitativo, cuando me enfrento a la estimulante cantidad que, en contraposición con mi modo de pensar, entran en estricto forcejeo, teniendo presente para bajo el cielo nuestro se resumen ordenadamente las complicaciones que son propiedades del medio que nos circunda. La promesa de 70 años de vida es más que suficiente para nosotros, el competidor que logra superarlo, ¡bendito sea! es un privilegiado bajo el sol.
Tal vez podrían ser más si no se dieran las anomalías que a continuación apunto: el clima severo y la alimentación insuficiente en la mayoría del habitante nuestro lo acerca a la muerte. Uno de cada cinco niños, vive con su madre, esto nos expresa mucho, representa el 20% que visto en perspectiva, al final, obtendremos un componente nutrido de elementos, informando de debilidades visibles y sensibles. Período de la vida envuelto en inhabilidad e incompetencia, para el desempeño de la mayoría de las actividades diarias. Otro factor de riesgo que limita el desarrollo es la salud; niños pequeños con enfermedades terminales, próximos al ocaso, bajos de hemoglobina y de defensas corporales. La tenencia de la tierra en el campo y la ausencia de trabajo en las ciudades, empeora aún más las cosas. La mitológica deuda externa que opera con la impaciencia del verdugo con el hacha en la mano. |