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Hace 34 años, el 9 de octubre, murió el comandante Ché Guevara en el pueblo boliviano de La Higuera, por tropas estadounidenses que llegaron en su busca a este país, convirtiéndose en un mito o en una esperanza de la revolución social latinoamericana.
Su grito "donde la muerte nos encuentre, bienvenida sea", lo cumplió y después de su muerte efigie inmortal, suele presentarse en todos los continentes y en todas las culturas, como uno de los hombres más universales de vigencia permanente.
Han pasado más de tres décadas y la América Latina no encuentra sus niveles de justicia social; los ricos siguen haciéndose más ricos y los pobres siguen siendo más pobres y sin esperanzas. Los Rangers estadounidenses lograron matar a un hombre, pero el gobierno de los Estados Unidos no ha logrado eliminar las causas por las que el Ché, se levantó con su grupo guerrillero.
El Ché Guevara, no sólo está en la historia universal sino que en cualquier rincón del mundo, en especial la juventud lo representa y sus acciones son vistas como el símbolo de la justicia humana. El Ché, más que estar cerca de una ideología marxista-leninista, pareciera ser arrancado de la historia de Don Quijote, por su idealismo y entrega y si se quiere hasta por su absurdo.
Su triunfo guerrillero se vio consagrado en la lucha centroamericana al lograr el Frente Sandinista su triunfo armado, el diálogo del Farabundo Martí para la Liberación Nacional, al igual que las guerrillas guevaristas de la Unión Revolucionaria Nacionalista Guatemalteca (URNG). |
