CULTURA
Moderna Hong Kong mira al pasado en festival de luna llena

Hong Kong
EFE

La frenética actividad que caracteriza habitualmente la moderna y orgullosa ciudad de Hong Kong se paraliza a veces y cede ante las ancestrales tradiciones chinas, como durante la celebración de la fiesta de la luna llena.

Después de una cena especial, los honkonguenses, tras apagar sus teléfonos móviles, suben a las azoteas y a las colinas cercanas, o irán a los parques y playas del territorio para admirar la luna llena.

Es el festival de mediados de otoño, la principal celebración otoñal en el calendario chino.

En la quinceava jornada del octavo mes lunar, este festival se sitúa en un momento en que la tradición afirma que la luna se presenta más brillante, en plena mitad de la estación.

Para la ancestral y agraria China, la Luna era, espiritualmente, de mayor importancia que el Sol, lo que se refleja en su dominio del calendario.

Las leyendas sobre este festival de otoño son relatadas en reuniones familiares para mantener el nexo entre el pueblo chino y su cultura, afirmó el profesor de la universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong, Choi Chi Cheung, quien recorre los pueblos de China para estudiar sus festividades.

La leyenda de la diosa de la luna, que reside en el satélite terrestre junto a un conejo y un leñador, se remonta a miles de años atrás y trata de justificar románticamente'' la existencia de las manchas y las diferentes fases de la Luna, explicó Choi.

Otra narración menciona el levantamiento chino contra la invasión mongol del siglo XIV y la dificultad de enviar mensajes en rutas vigiladas para coordinar los ataques de los revolucionarios.

La historia señala que para evitar su captura, los mensajes se enviaron camuflados dentro de pasteles redondos en una noche de luna llena del octavo mes lunar, y el éxito de aquel levantamiento se celebró con dulces rellenos, llamados pasteles de la luna''.

Millones de velas y linternas iluminarán Hong Kong y sus habitantes permanecerán despiertos hasta altas horas de la madrugada comiendo pasteles de la luna'' y frutas.

La crisis económica no parece afectar estos días a los honkonguenses, y la empresa papelera Kai Hing incluso ha hecho buen negocio durante el fin de semana con la venta del celofán con que se fabrican las linternas.

Con formas de conejo o sandía, los más tradicionales, o del ratón Mickey o incluso de vehículos acorazados, los más modernos, esas linternas decorarán durante dos días las calles de la ciudad.

El fuego, aunque es el aspecto más fascinante del festival, no es el principal, indicó el profesor Choi.

El profesor honkonguense criticó la intervención del Gobierno para crear un ambiente festivo en parques y playas, y la organización de un gran festejo en la plaza donde se celebró el traspaso del territorio a China debido a que, a pesar de ser bien intencionado, elimina uno de los principales claves de la fiesta.

Uno de los conflictos para las familias de Hong Kong será el tener que elegir entre tantas atracciones después de la cena.

La cena no es el principal suceso de la fiesta. Cuando la familia se reúne después para celebrar la luna llena, con sus pasteles y sus linternas, se supone que los más jóvenes deben escuchar las historias sobre la vida en China y su pasado.

Ahora las familias podrían evitar esa parte. Aunque el Gobierno trata de ofrecer un servicio al público, lo que hace es obstaculizar el principal objetivo de la fiesta al afectar a la unidad familiar.

Es como si en los países occidentales los gobiernos trataran de alejar a las familias de sus hogares durante las fiestas de Navidad'', declaró el profesor Choi.

 

 

 

 

 

 



 

La leyenda de la diosa de la luna, que reside en el satélite terrestre junto a un conejo y un leñador, se remonta a miles de años atrás y trata de justificar románticamente'' la existencia de las manchas y las diferentes fases de la Luna, explicó Choi.

 

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