FAMILIA
Maltrato sexual en los niños
(Salvemos el Hogar)
Jorge M. Bruno
L as consecuencias del abuso
sexual, y especialmente del incesto entre un progenitor y su hija(o), son
nefastas y dejan cicatrices emocionales que jamás desaparecerán
por completo.
Lucrecia lloraba con gemidos lastimeros. Su rostro se desfiguraba, mientras
sus manos se cerraban y golpeaban sus rodillas en un gesto de máxima
tensión e ira. Terminaba de relatarle a su consejera lo que había
ocultado por años: el abuso sexual que había sufrido por parte
de su padre desde los tres hasta los 14 años. Lucrecia continuó
llorando durante más de cinco minutos. Bañada en lágrimas,
se detenía por momentos para repetir casi gritando: "Lo odio...
me ha hecho mucho daño... quiero matarlo". Los detalles del
abuso (anal, oral y vaginal) eran escalofriantes.
El incesto - heterosexual u homosexual- con su propio hijo(a) "está
entre los crímenes más horribles que un adulto puede cometer".
Pero el abuso sexual va más allá de la relación que
el adulto tenga con un menor que es familiar cercano: también incluye
la pedofilia, que es la preferencia sexual por tener relaciones sexuales
con niños, y la promoción de la pornografía y la prostitución
infantiles.
El abuso sexual del niño no se limita a actos sexuales con penetración;
también abarca llamadas telefónicas obscenas, mostrarle fotos
y/o películas pornográficas, uso de lenguaje sugestivo para
incentivar el interés sexual del niño, mostrarle actos sexuales
en vivo, exhibicionismo o masturbarse delante del niño, acariciar
y estimular sus genitales, rozar los genitales en el cuerpo infantil, preocupación
y lavado excesivos de lso genitales, besos apasionados en la boca, mimarlo
indiscretamente y acariciar las piernas y senos de una adolescente.
Los investigaciones en Estados Unidos estiman que anualmente ocurren
entre 100.000 y 360.000 casos de abuso sexual. Alrededor de un 80 por ciento
de esos casos involucran incesto. Las relaciones incestuosas más
comunes son las que ocurren entre hermanos (aunque se denuncian muy poco),
luego les siguen las de padre e hija(o), y por último las de madre
e hijo(a). Las que más denuncian son las de padre e hija (70 por
ciento de los casos). En Puerto Rico, por ejemplo, en 1994 se reportaron
27.000 casos de maltrato de niños; de todos esos casos, el abuso
sexual fue la segunda causa que generó más demandas legales,
después del homicidio.
GRAVISIMAS CONSECUENCIAS
Las consecuencias del abuso sexual, y especialmente del incesto entre
un progenitor y su hija(o), son nefastas y dejan cicatrices emocionales
que jamás desaparecerán. En el niño, este trauma sexualiza
su conducta, lo aisla de los demás hermanos y amigos, lo llena de
temor a que su padre cumpla las amenzas de muerte su revela "el secreto
de los dos", hace que confunda el amor con el sexo, que tenga pesadillas,
y que tema quedarse solo con su padre. A veces se da cuenta que "algo
anda mal", que los otros niños no hacen "eso". El
70 por ciento de los casos intervenidos en el proyecto Amanecer para niños
abusados sexualmente, del Departamento de Servicios Sociales de Puerto Rico,
era de niños menores de 10 años.


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Cada minuto cinco menores de 25 años se
infectan de VIH
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