CUARTILLAS
Equivocado
 
Milciades A. Ortiz Jr.
Colaborador
Sentí cierta vergüenza ese día domingo, pues tuve que enterarme por noticias del extranjero de lo que ocurría en mi país, con la llegada del señor Montesinos. Las autoridades, siguiendo su costumbre del "secretismo" y el enredo, no dieron comunicados a tiempo que fueran claros y precisos, para informar al pueblo panameño, como es su deber. Y confieso que caí en un estado de sopor nervioso, porque pensé que la llegada de este "Noriega peruano" era lo más importante que estaba sucediendo en Panamá. Había que suspender todo para centrar la atención en este hecho que conmovía al mundo", me dije con poca malicia. Pensé de inmediato en aporrear mi máquina para escribir una columna sobre este extraordinario acontecimiento. Ya me veía corriendo al periódico para cambiar la columna que había hecho días antes, sobre un tema muy distinto al acontecimiento mundial que ocurría en Panamá. Por suerte mi entrenamiento periodístico pudo más que la nube de confusión que imperaba en el país durante esos momentos. Decidí hablar con la gente del verdadero pueblo panameño, que tiene en CRITICA L IBRE su periódico favorito. A esos lectores sencillos debo responder con los temas que sean de su interés. Pensé que todos me darían la razón, porque creía sinceramente que Montesinos en Panamá era lo más grande que podía suceder a este pequeño, pero bellaco país. La Panga, mujer que vende hojaldres en las cercanías del Parque de Dominó, me "bajo de esa nube" me hizo ver la realidad. "A mí Montesinos no me da de comer, así que me importa un bledo que esté aquí", dijo algo molesta la morena gorda. No le respondí porque no deseaba ser víctima de su enojo. Como estaba cerca fui a hablar con el Cholito Mesero del viejo café de Santana. Muy serio dijo: "Realmente al pueblo panameño no le hace ni fu ni fá eso de Montesinos, porque ese sujeto no vendrá a este restaurante a tomarse un café y no me dará propinas". Agregó el Cholito que dicho señor solamente andará por hoteles y restaurantes millonarios, así que nada bueno le llegará al pueblo con su presencia. Me fui en busca del gordo expescador de Puerto Caimito conocido como "Tamboril". Antes de preguntarle le dije que si no se avergonzaba de vivir en un país que algunos llamaban "basurero" del mundo, por darle asilo a unos bellacos. "A mí en lo personal no me puede afectar nada, porque siempre vivo en "la lama" de la miseria. Allá los rabiblancos politiqueros que permiten que este país sea el hazmerreir del mundo", indicó el panzón "Tamboril". Aquí metió "su cuchara" el flaco "Cojinoa" para decir que "con tantos problemas serios que hay en Panamá, vienen a distraernos con ese barullo del peruano. Para mí eso fue inventado para que la gente se olvide de los problemas que tiene Mireya en su gobierno, ya que no mejora la pobreza ni el desempleo". Entonces tomé las cosas con calma y decidí escribir luego de unos días sobre Montesinos, porque comprendí que no es un asunto que interese realmente a todo el pueblo panameño.
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