Gore promete mano dura con Cuba y espera cambio de régimen

Agencias
Internacionales
El vicepresidente norteamericano Al Gore anticipó que adoptará "una línea dura" con Cuba si es electo presidente de Estados Unidos y dijo esperar que haya un cambio de régimen en La Habana en los próximos cuatro años. En entrevista con The New York Times publicada este jueves, Gore indicó que si resulta electo se opondrá en general a un levantamiento de las sanciones contra Cuba hasta que el presidente Fidel Castro muera o abandone el poder. Cuando se le comentó que el próximo presidente de Estados Unidos podría tener que afrontar un cambio de régimen en La Habana, Gore replicó: "eso espero". El actual vicepresidente se describió a sí mismo como "partidario de una línea dura con Cuba". Gore no es el primero en anticipar la caída de Castro, pero el próximo presidente de Estados Unidos será el décimo que el líder cubano ve desfilar por la Casa Blanca desde su llegada al poder en La Habana en 1959, época en que la administración norteamericana estaba dirigida por el presidente republicano Dwight Eisenhower. La línea dura contra Castro puede traer a Gore votos decisivos en el Estado de Florida, muy importante para definir la pugna presidencial de noviembre y donde está radicada la mayoría del exilio cubano. Su rival en la carrera a la Casa Blanca, el republicano George W. Bush, también indicó durante la campaña que se opone a un levantamiento del embargo contra Cuba mientras Castro esté en el poder. El gobierno cubano rechazó ayer las propuestas de líderes republicanos del Congreso de EEUU sobre un proyecto de ley que permitiría levantar las sanciones a la venta de alimentos y medicinas a la isla. Una declaración del ministerio de Relaciones Exteriores cubano, divulgada ayer en La Habana, afirma que "esta propuesta nada tiene que ver con las enmiendas constructivas para permitir las ventas de medicinas y alimentos de los EEUU a Cuba" promovidas con amplio apoyo en el Congreso norteamericano. Señala que los congresistas cubanoamericanos y los líderes republicanos "han violentado el proceso legislativo para imponer, mediante tácticas sucias y antidemocráticas, una versión que anule cualquier efecto positivo de las enmiendas originales". La versión que tratan de aprobar -subraya- exige a las compañías un permiso especial del gobierno norteamericano para vender medicinas o alimentos, excluye el financiamiento público o privado en EEUU y mantiene la prohibición a los viajes de turistas a la isla. "De consumarse esta maniobra -sostiene el ministerio-, quedaría intacto el bloqueo de los EEUU contra Cuba". El Gobierno de La Habana reitera que está dispuesto "a mantener relaciones comerciales normales con compañías norteamericanas", pero también advierte que, "de aprobarse este proyecto de legislación bajo estas condiciones discriminatorias y humillantes, Cuba no realizará transacción comercial alguna con Estados Unidos". La declaración considera que de aprobarse esa medida el mercado norteamericano permanecería "cerrado" a los productos y servicios de la isla caribeña, no se permitiría el flujo financiero, del transporte aéreo y marítimo, ni las fórmulas universales de apoyo al comercio exterior. Además, señala entre otras restricciones, que tampoco se permitirían las inversiones en Cuba, y no se derogarían las leyes Helms-Burton (1996) y Torricelli (1992), entre otras enmiendas que refuerzan el embargo económico estadounidense contra la isla, que data de 1960. Cuba no participará "en la maniobra de relaciones públicas de estos sectores para aparentar una flexibilización del bloqueo cuando en realidad se proponen recrudecerlo", agrega el ministerio. La legislación que permitiría la venta de productos agrícolas y medicinas a Cuba está incluida en el proyecto de presupuesto para el año fiscal 2001 del Departamento de Agricultura de EEUU. Los debates entre senadores y representantes celebrados sobre este proyecto a principios de esta semana en el Congreso norteamericano fueron aplazados el pasado martes hasta una próxima reunión.
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