San Pedro, una de las víctimas caribeñas del huracán Keith

Agencias
Internacionales
Una avioneta volteada y partida en dos anuncia la llegada al aeropuerto de San Pedro, el balneario turístico de Belice y uno de los más azotados por el huracán Keith. Las violentas ráfagas de vientos y las lluvias de Keith el domingo y el lunes dejaron damnificada una tercera parte de San Pedro, un poblado en el cayo Ambergris, unos 50 kilómetros al norte de la ciudad de Belice. Una turista estadounidense murió en un accidente en catamarán al paso de Keith y tres beliceños estaban desaparecidos, dijo en la noche del miércoles a Reuters James Janmohamed, oficial de operaciones del comité de emergencia de San Pedro. Enclavado en un lugar privilegiado frente al Caribe, San Pedro mostraba las devastadoras secuelas del paso de Keith: calles repletas de restos de casas, postes ladeados y cables cortados. Keith no perdonó a la mayoría de las casas de San Pedro. En los mejores casos, los techos volaron y en los peores las construcciones fueron completamente arrasadas. De los cerca de 9.000 habitantes de San Pedro, unos 3.000 resultaron damnificados, dijo Janmohamed tras un recuento preliminar y parcial de los daños. A un costado del pequeño aeropuerto, testigo del éxodo masivo de turistas después del paso del huracán, Lourdes Zaldívar dijo que permaneció horas atrapada en su propia casa. "Aquí estuvimos atrapados como cinco horas", explicó. "Rogaba a Dios que no pasara nada, porque la casa se estaba inundando y el techo iba a volar, pero logramos escapar", agregó Zaldívar, residente de la isla. San Pedro permanecía el miércoles sin luz, agua potable y teléfono mientras en la calle una docena de soldados británicos colaboraban en la entrega de alimentos básicos para aliviar la escasez. México también hizo llegar ropa, que era repartida por un grupo de mujeres en una de las calles principales del pueblo, donde también se observaban hombres intentando reparar los daños en los techos. "Esta ha sido la peor tormenta de mi vida", dijo Miesge Province, oriunda de Colorado Springs, Estados Unidos, pero residente hace 15 años en San Pedro, donde ella y su marido tienen un restaurante. "Somos afortunados, porque hay gente que lo perdió todo", agregó. En las enlodadas calles, la búsqueda de agua parecía ser el principal objetivo. El agua se vendía por galones en un par de puestos en la ciudad. En las playas, se veía ahora un sereno mar Caribe y la arena lucía plagada de botellas, zapatos, maderas y otros materiales de construcción. Además de los soldados británicos llegaron hasta San Pedro miembros de la Cruz Roja Internacional para evaluar las condiciones de salud de la población. Un oficial de uno de los equipos médicos de emergencia instalados en el pueblo dijo que diariamente estaban siendo atendidas unas 200 personas, por gripes, diarrea y heridas causadas por los estragos de Keith. Hasta el miércoles la furia de Keith había cobrado al menos 15 vidas en Centroamérica y tras alimentarse de las aguas cálidas del Golfo de México amenazaba con convertirse de nuevo en huracán mientras provocaba lluvias intensas sobre estados costeros de México.
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