MENSAJE
"Mi Carrera está arruinada"
- Hermano Pablo,
- Costa Mesa, California
Fue un ataque de hipo, una
contracción súbita y nerviosa del diafragma que, más
que nada, causa molestia. Quizá fue algo seco que comió en
la cena, o tal vez algo que bebió, pero Nicole Videau, pianista
profesional de Orleans, Francia, de 26 años de edad, pensó
que su hipo pasaría.
Tomó un taxi y se dirigió al concierto. Esa noche tenía
la oportunidad de su vida. Tocaría delante de grandes críticos
y empresarios teatrales.
Se sentó al piano, puso sus manos sobre el teclado y, cuando iba
a comenzar con las primeras notas del concierto, una vez más el fuerte
hipo lo sacudió. Quiso seguir tocando, dando varias notas falsas,
pero el hipo continuó.
Nicole entonces se levantó, saludó al público con
sonrisa forzada y se fue a su casa. Allí mismo en una decisión
drástica se mató de un tiro. "Mi carrera está
arruinada", dejó escrito en una nota suicida.
El hipo es una afección leve y pasajera que se cura, la mayoría
de las veces, con un susto, o con algunos sorbos de agua. No hace más
daño que la molestia que causa, y más que todo, nunca mata
a nadie. Pero el caso de Nicole Videau, joven concertista cuya carrera pensó
él había quedado arruinada, nos invita a hacer varias reflexiones.
Primero, que a veces algo considerado como de poca importancia puede
arruinar una vida. El caso de Nicole es un ejemplo. Dar notas falsas en
un concierto, especialmente cuando es está ejecutando una pieza clásica
delante de críticos, es para el artista celoso de su arte, una tragedia.
Segundo, que hay personas extremadamente sensibles y perfeccionistas
que no soportan cometer ni un solo error. Si algo les sale mal, aunque sea
una insignificancia, pueden sufrir un ataque. Olvidan que no hay nadie que
sea perfecto, y que ninguna obra humana está totalmente libre de
imperfecciones.
Tercero, que la vida ofrece más de una oportunidad. En esto falló
Nicole Videau. Uno puede fracasar alguna otra vez en la vida, y sin embargo
tener gran éxito a la larga. Beethoven sufrió la pérdida
total del oído, y aun así, sordo como una tapia, dirigió
el estreno de su 9a Sinfonía.
Dios, que conoce nuestras imperfecciones, es mucho más indulgente
con nuestros errores que nosotros mismos. Cuando tenemos a Cristo como el
Ayudador y Maestro de la vida, siempre podremos contar con una segunda oportunidad.
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