Lunes 5 de oct. de 1998

 








 

 


MENSAJE
"Mi Carrera está arruinada"

Hermano Pablo,
Costa Mesa, California

F
ue un ataque de hipo, una contracción súbita y nerviosa del diafragma que, más que nada, causa molestia. Quizá fue algo seco que comió en la cena, o tal vez algo que bebió, pero Nicole Videau, pianista profesional de Orleans, Francia, de 26 años de edad, pensó que su hipo pasaría.

Tomó un taxi y se dirigió al concierto. Esa noche tenía la oportunidad de su vida. Tocaría delante de grandes críticos y empresarios teatrales.

Se sentó al piano, puso sus manos sobre el teclado y, cuando iba a comenzar con las primeras notas del concierto, una vez más el fuerte hipo lo sacudió. Quiso seguir tocando, dando varias notas falsas, pero el hipo continuó.

Nicole entonces se levantó, saludó al público con sonrisa forzada y se fue a su casa. Allí mismo en una decisión drástica se mató de un tiro. "Mi carrera está arruinada", dejó escrito en una nota suicida.

El hipo es una afección leve y pasajera que se cura, la mayoría de las veces, con un susto, o con algunos sorbos de agua. No hace más daño que la molestia que causa, y más que todo, nunca mata a nadie. Pero el caso de Nicole Videau, joven concertista cuya carrera pensó él había quedado arruinada, nos invita a hacer varias reflexiones.

Primero, que a veces algo considerado como de poca importancia puede arruinar una vida. El caso de Nicole es un ejemplo. Dar notas falsas en un concierto, especialmente cuando es está ejecutando una pieza clásica delante de críticos, es para el artista celoso de su arte, una tragedia.

Segundo, que hay personas extremadamente sensibles y perfeccionistas que no soportan cometer ni un solo error. Si algo les sale mal, aunque sea una insignificancia, pueden sufrir un ataque. Olvidan que no hay nadie que sea perfecto, y que ninguna obra humana está totalmente libre de imperfecciones.

Tercero, que la vida ofrece más de una oportunidad. En esto falló Nicole Videau. Uno puede fracasar alguna otra vez en la vida, y sin embargo tener gran éxito a la larga. Beethoven sufrió la pérdida total del oído, y aun así, sordo como una tapia, dirigió el estreno de su 9a Sinfonía.

Dios, que conoce nuestras imperfecciones, es mucho más indulgente con nuestros errores que nosotros mismos. Cuando tenemos a Cristo como el Ayudador y Maestro de la vida, siempre podremos contar con una segunda oportunidad.

 

 

 

 

CULTURA
Homenaje a Violeta Parra

 

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