Todo el tiempo escuchamos a despleados quejarse sobre cómo inundan las calles de sus hojas de vida y nunca los contratan.
De igual forma, en no pocas ocasiones hemos escuchado a personas quejándose de que pasan años en el mismo trabajo y nunca los toman en cuenta para aumentos de salario o para ascender a puestos más altos.
Ven que pasa el tiempo y llegan unidades nuevas que al poco tiempo les entregan mayor responsabilidad, y suben como la espuma, mientras ellos se quedan en el mismo rincón.
Hasta cierto punto, es cierto; pero estos casos tienen muchas explicaciones, por lo general referentes al currículum.
En esta sociedad altamente competitiva, los estudios superiores son cada vez más necesarios para abrirse paso en el mercado laboral.
Hoy en día es harto más difícil para un jóven conseguir un empleo decente si sólo está graduado de primaria o secundaria. Incluso, un buen número de personas con un título universitario se ven obligados a manejar un taxi para mantener a su familia.
Hay actividades económicas en las que la competitividad laboral es mucho mayor que en otras. Esto significa que en ellas hay que estarse capacitando constantemente, con el fin de no quedar fuera de la carrera. Es duro, pero también es una realidad, y cada quien tiene que adaptarse a la suya.
En primer lugar, es preciso hacerse una autoevaluación sobre cómo está uno académicamente, en vez de estarle echando la culpa a los nuevos. Nunca es tarde para volver a la universidad para un postgrado. Incluso, existen maestrías que nos abren las puertas de otras profesiones, tales como docencia superior.
Al final, la última palabra la tenemos nosotros. O nos quedamos estancados, o nos ponemos al paso de los tiempos.
