Hace dos días hablé con un buen amigo, que me contaba cómo el 80 por ciento de su quincena se le iba en pensiones alimenticias para los cinco hijos que tuvo con 3 mujeres diferentes.
Realmente es un verdadero suplicio el que pasa mi paciero por causa de su irresponsabilidad y su insistencia por ignorar el condón y todas las formas de prevención del embarazo y planificación familiar que existen.
Pero por lo menos hay algo que puede decirse a su favor: le da la cara a su situación. Sabe que hay niños allá afuera que llevan su sangre, y voluntariamente ha mostrado su disposición para que esos pequeños sepan que tienen un padre que velará por ellos en la medida de sus posibilidades.
El hombre está pasando el Niágara en bicicleta, pero por lo menos no está huyendo de su responsabilidad de padre, como hacen más de cuatro en este país.
La mayoría de estos desgraciados -tan solo enterarse de que van a tener un hijo no planificado- salen con las mayores bajezas: "Yo te dije que te cuidaras"; "no sé qué vas a hacer, te dije que no quería embarazos"; "no estoy preparado, ¡abórtalo!".
Son las crudas palabras que escucha una mujer de la boca de su esposo o novio, cuando ésta le comunica sobre su embarazo.
Después de experimentar un gozo efímero que produce el acto sexual, algunos hombres buscan únicamente satisfacerse, pero luego vienen las consecuencias, que no se quieren enfrentar.
En la mente de algunos hombres no pasa por la mente que el contacto entre el óvulo y un espermatozoide puede producirse inmediatamente después del acto y, en consecuencia, un embarazo.
La responsabilidad de traer un hijo al mundo debe iniciar al momento de unirse. Temer a la responsabilidad de ser padres, es negar su propia existencia, pues si su madre no hubiera aceptado que usted naciera, hoy no estuviera aquí.
Recuerde que millones de parejas en el mundo esperan una bendición del Creador de ser padres, pues los hijos representan el producto del amor de una relación estable. Por favor amigo lector, si estás rechazando una responsabilidad como ésta, no sabes lo que te pierdes.
Por lo menos cuando mi amigo sea un viejito, sabrá que tiene hijos hechos y derechos que podrán velar por él de la misma forma que él lo hizo, con todos los sacrificios que eso conllevó. Eso es verdadero amor de padre, aunque el acto de haberlos traído al mundo fuese por una relación efímera.