"¡Dios mío! Ahora sí me morí!" Eso fue lo que pensó un ciudadano identificado como Tomás Salvador, cuando sintió un calor que le quemaba el cuerpo después que escuchó unos disparos.
Salvador fue ingresado a las 9: 47 de la noche del miércoles, a la Sala de Urgencias del Hospital Santo Tomás, con el pavor reflejado en su rostro y tapándose con fuerza el costado izquierdo, donde creía que tenía una bala metida.
El impacto lo recibió cuando estaba trabajando el taller de bicicletas en su vivienda, en el Edificio Atenas, en La Macarronera, en San Miguel, Calidonia.
En el área se dio una balacera, el pan diario en el lugar. Una de las balas alcanzó a Salvador, quien gritó a las unidades de la oportuna ronda policial: "¡Me dieron, me dieron!", siendo auxiliado inmediatamente y llevado en el patrulla 8304 del GAS, del Área "B" de Calidonia, al Hospital Santo Tomás.
En el centro médico más visitado- sobre todo los fines de semana-, se detectó que lo que Salvador tenía era un rozón de bala sin trascendencia.
Sin embargo, el hecho es temerario, ya que los moradores de San Miguel esperan la muerte en cualquier rato.