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Ofrecen Howard como centro de detención de terroristas  |
Los hogares, con sus miradores anchos, pórticos defendidos y azoteas arboladas, ahora se sienten vacíos en Quarry Heights, la vecindad imponente en la ladera donde una vez estuvo el jefe del Comando Sur de Los Estados Unidos y del gobernador del Canal de Panamá.
Ladera abajo, la Base Aérea de Howard está vacía. La selva llega a pocos píes cerca del teatro del otrora fuerte militar, ahora oscuro. Filas tras filas de edificios de apartamento, de los centros de comunidad, de los callejones se los tragan la humedad tropical.
La única cosa que falta de estas vecindades son los americanos, que levantaron sus carpas hace casi tres años atrás, durante una salida agridulce y amargo.
Ahora un grupo cada vez mayor de panameños desea cambiar eso. Motivados por una economía decreciente y una nostalgia por la seguridad que las bases de Estados Unidos ofrecían, un grupo de ciudadanos ricos y pobres ha comenzado la negociar en Washington para hacer regresar a millares de tropas y de civiles norteamericanos, en un momento en que el mundo sospecha de las ambiciones extranjeras de América.
El movimiento está siendo organizado por un grupo de los líderes de empresarios ricos, que emplearon recientemente una firma de cabildeo del primero orden para llevar la invitación al Departamento del Estado y al Capitolio.
Pero todavía les falta por recibir la bendición del gobierno de Panamá, y los funcionarios de Estados Unidos que han dicho claramente que la idea es de un optimismo a ultranza. "Hemos sido claros con los panameños, que no hay posibilidad para que los Estados Unidos vuelvan con las bases o algo similar al Istmo", dijo un funcionario norteamericano.
Pero eso no ha desalentado al grupo de panameños. Ellos dicen que representan a mayoría de 2.8 millones de personas de Panamá y han comenzado con su campaña para cambiar mentes aquí en el Istmo y en Washington.
Octavio Vallarino, líder de la nueva Fundación para el Futuro de Panamá, cuya agenda es traer a Estados Unidos de vuelta al istmo dice que nadie quiso que los Estados Unidos se fueran".
"Ustedes (Estados Unidos) bombeaban dinero a la economía de Panamá. Ustedes nos mantenían seguros. Nos sentíamos bien con ustedes aquí", agregó Vallarino.
La partida de los norteamericanos sacó un estimado de 350 millones de dólares de la economía de Panamá, una pequeña fracción de sus 10 mil millones de dólares del producto nacional bruto, pero era una contribución que fue sentida inmediatamente, dejando pobres en Panamá a quienes trabajaban y suministraban productos a las bases norteamericanas. David Heres, ex gobernados de la provincia de Colón, es uno de los panameños que dicen que la economía panameña comenzó a bajar tras la salida de Estados Unidos. Su hermano tiende una fábrica que vendía mil colchones al mes a las bases de Estados Unidos. Desde que se fueron, sus ventas bajaron al 70% y los bancos han parado de mandarle dinero.
Mario Archer, de la Unión de Empleados de las Fuerzas Armadas, Local 907, una vez dirigió a una agrupación de diez mil miembros, Pero ahora maneja un local que existe sólo en papel."Los Estados Unidos ha estado del lado de los pobres", dice Archer, "Sólo un pequeño grupo se opone a su regreso. Noventa por ciento -argumenta- quiere a los gringos de vuelta".
Un consorcio de compañías de Estados Unidos pasó por la base aérea de Howard para un alquiler con opción a compra un hub industrial comercial, hace algunos años. Igual lo hizo DHL Cargo.
Desde su oficina en un rascacielos céntrico de la capital panameña, Octavio Vallarino ha estado trazando su campaña para traer los Estados Unidos de vuelta. Como muchos panameños de clase media y alta, Vallarino, que fue educado en el Texas A&M, lleva a cabo lobbies pro norteamericanos. Él supone que Washington ve lo que sucede una guerra cerca en Colombia, y que por ello, pronto los Estados Unidos deberán reocupar sus bases aquí.
Él ha sugerido que la Base Aérea de Howard podría servir como "centro de la detención del terroristas", si la prisión especial en la bahía de Guantánamo, Cuba, se llena a su capacidad.
En una carta reciente a los contribuidores supuestos, Vallarino pidió donaciones de $5.000 a $10.000 para pagar el coste de la firma de cabildeo que él acaba de emplear en su cruzada que, según él, es "una batalla ascendente, pero no imposible." |