MENSAJE
Culpable, de todos modos
- Hermano Pablo,
- Costa Mesa, California
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- Era la medianoche de un
día cálido de verano en Boulogne, Francia, Paulo Bonthoux
bajó a la cocina, encendió la luz y buscó un martillo
en el cajón de las herramientas. Regresó luego al cuarto,
asestó un certero martillazo en la cabeza de la señora, y
se volvió a acostar.
Cinco horas más tarde, con el amanecer, Paulo despertó.
Su esposa estaba muerta a su lado, y él tenía todavía
en la mano el arma homicida. Había sido un extraordinario caso de
sonambulismo. Extrañamente, los jueces y psiquiatras que examinaron
el caso hallaron a Bonthoux culpable. "Mató a la esposa dormido
-explicaron-, pero lo mismo pudo haber hecho despierto."
Sonambulismo es el movimiento automático que se produce durante
el sueño. Esto incluye caminar y hacer cosas mientras se duerme.
Se supone que el sonámbulo no sabe lo que hace, y que si llega a
cometer cualquier hecho mientras duerme, no se le considera responsable.
"El hombre - expuso un psicólogo- es un ómnibus en el
cual viajan todos sus antepasados." Y Lombroso, el criminalista italiano,
concluyó: "Hay criminales natos que forzosamente tienen que
cometer en la vida el crimen para el cual navieron."
¿Qué es lo que en el fondo mueve las acciones del hombre?
Los psicólogos dicen que son sus frustraciones y complejos, sus fobias
retenidas muy sepultadas, sus enconos antiguos, y las impresiones recibidas
en la primera infancia.
La Biblia pone en el corazón del hombre, en esa mezcla sutil y
compleja de sentimientos y conciencia, toda la razón de sus acciones.
Jesús lo expresó en estos términos:"El que es
bueno, de la bondad que atesora en el corazón saca el bien, pero
el que es malo, de su maldad saca el mal" (Mateo 12:35). Y el proverbista
Salomón nos aconseja:"Por sobre todas las cosas cuida tu corazón,
porque de él mana la vida" (Proverbios 4:32).
Quizá Bonthoux tenía el asesinato de su señora en
su corazón, y en un momento de sonambulismo realizó lo que
de todos modos deseaba hacer.
Lo que somos por dentro seremos por fuera. Es inútil querer cambiar
nuestras acciones sin cambiar nuestro corazón. Pero Cristo, si se
lo pedimos, nos dará un corazón nuevo. Si necesitamos un cambio
en nuestra vida, basta con que busquemos a Cristo. El sólo espera
nuestra invitación.


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CULTURA |
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- La felicidad plena solo se consigue a partir de los 35 años.
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