Lunes 28 de sept. de 1998

 








 

 

FAMILIA
La mujer, la sexualidad y el SIDA en el Brasil

(Tomado de Salud Mundial)

A medida que se extienden la infección por el VIH y el SIDA en la población heterosexual, la correlación entre la condición socioeconómica y e comportamiento arriesgado se va poniendo de manifiesto y una vez más se comprueba que la mujer es la más pobre entre los pobres. En Sao Paulo, donde el SIDA es ya la causa principal de mortalidad entre las mujeres de 20 a 35 años, éstas tienen ingresos considerablemente inferiores y un nivel de instrucción mucho más bajo que los hombres aquejados de esa enfermedad.

Es urgente aumentar los recursos financieros y modificar las políticas de planificación familiar.

Mediante una mayor sensibilización de la gente al hecho de que las relaciones sexuales generan derechos a diferentes niveles. Todo parece indicar que la solución más eficaz consiste en reforzar el poder de negociación de la mujer.

Reevaluando los métodos de planificación familiar en función de los riesgos de infección por el VIH, bien sea porque no permiten evitarlos o porque los acentúan. En efecto, con los dispositivos intrauterinos la mujer corre un alto riesgo de infección pélvica y la píldora parece fragilizar las mucosas de la vagina y del cuello del útero. En el Brasil, muchas mujeres recurren a la ligadura de trompas y son luego más vulnerables, pues les resulta más difícil imponer el empleo de un método de barrera cuando ya no necesitan protegerse contra un embarazo.

Se debe dar, pues, suma prioridad a los métodos que combinan la anticoncepción con la prevención de las enfermedades de transmisión sexual. Los métodos de barrera ayudan a prevenir no solo un embarazo no deseado sino también esas enfermedades y el cáncer del cuelo del útero. De ahí esa prioridad, si se desea proteger realmente la salud sexual y reproductiva de la mujer y, en definitiva, de toda la humanidad.

SIDA: NINGUNA REPERCUSION DEMOGRAFICA INMEDIATA

Corre riesgo el planeta de quedarse despoblado como consecuencia del SIDA? A menudo se oye esta pregunta, que refleja una inquietud real pero injustificada. Pese a las proporciones planetarias que está adquiriendo la epidemia y a sus espectaculares avances, la población mundial no esta, hoy por hoy, amenazada de autodestrucción. Los cinco países donde más estragos está causando la epidemia se concentran en el Africa subsahariana, donde del 7% al 9% de los habitantes de Malawi, Rwanda, Uganda, Zambia y Zimbabwe son seropositivos, proporción que se aproxima ya al 25% en las grandes ciudades y en las zonas más gravemente infectadas.

Si bien el impacto del SIDA, en sufrimiento individual y costo social y económico, sigue siendo intolerable, su incidencia demográfica apenas es perceptible. En efecto, la tasa de crecimiento demográfico de los precitados países es superior al 3%, lo cual compensa ampliamente el efecto negativo de la mortallidad resultante de la enfermedad. Lo paradójico es que los mediocres resultados de los programas de planificación familiar organizada (el empleo de anticonceptivos es de sólo un 13% como promedio) protegen a esos países contra un descenso de la población. El resultado sería muy diferente si en ellos el uso de anticonceptivos hubiera tenido tanto éxito como en otros continentes. Sólo habría repercusiones demográficas inmediatas si el VIH hubiera infectado ya al 50% de la población.

LAS NECESIDADES DE LOS JOVENES

El 80% aproximadamente de la población mundial menor de 25 años vive en países en desarrollo, proporción que de aquí al año 2000 aumentará hasta situarse en torno al 86%. Hay que desarrollar y adaptar la enseñanza, las oportunidades de empleo, la vivienda y los servicios de salud a las necesidades de los jóvenes en todas las fases de ese primer período de su vida. Los programas asistenciales deberán promover y proteger la salud de los adolescentes, sin dejar de ponerlos en guardia contra los embarazos no deseados, los abortos peligrosos y las enfermedades de transmisin sexual, en particular el VIH/SIDA, a que puede dar lugar un comportamiento sexual arriesgado.

Al propio tiempo, un crecimiento de la población y de la producción acompañado de un nivel de consumo insostenible pone a dura prueba los "sistemas sustentadores de la vida" en el planeta, afectando al uso del suelo, del agua, del aire, de la energía y de otros recursos. El crecimiento rápido e incontrolado de la ciudades, en particular, somete a grandes presiones los recursos ambientales y da lugar a despilfarros considerables.

 

 

 

 



 

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