EDITORIAL
Los panameños desprevenidos ante los retos del milenio
El gobierno de Panamá
nada ha dicho sobre preparativos del próximo milenio. Como siempre,
a la hora de la verdad estaremos improvisando para ser fieles a nuestra
idiosincrasia.
Para el próximo año, el último del siglo veinte,
sin embargo tenemos grandes expectativas sobre lo que nos depara el milenio.
Falta algo más de cien días para que agonice 1998 y no tenemos
idea del programa tentativo que se haya elaborado o un bosquejo de la ceremonia
para recibir nuestro principal recurso que es el Canal de Panamá.
Hasta el momento, no se ha hablado nada del asunto.
La recuperación total de la soberanía panameña en
lo que era antiguamente la Zona del Canal y que la propaganda oficial por
la emisora de los "halcones de Torrijos" proclamaba la eliminación
de la "quinta frontera"y las "últimas estacas del
colonialismo", debiera implicar grandes festejos por la reversión
canalera, pero nada hay al respecto para esta cita patriótica. Ni
siquiera se ha levantado vapor por la celebración de los carnavales
que debieran ser nombrados "Carnaval de la soberanía" o
"de la libertad" por el acontecimiento que se va a registrar el
próximo año.
No queremos pensar que el gobierno perredista, maltrecho en el último
referéndum, haya abierto un compás de espera para ver qué
ocurre en los comicios del 2 de mayo de 1999. Sería muy mezquino
de su parte postergar cualquier ceremonia o minimizar tales efemérides
por consideraciones políticas, ya que el extinto líder del
"proceso revolucionario" decía que "el Canal es la
religión que une a todos los panameños".
Si el Congreso Universal del Canal no tuvo el brillo que se merecía,
sí debemos, como pueblo, darle la importancia que requiere la reversión
de la vía interoceánica. Pero para eso hay que empezar desde
este momento nombrando un comité integrado por las fuerzas vivas
de todos los sectores para que trabaje en ese objetivo.
El esplendor que tenga la alborada del milenio va a depender de todos:
gobierno, empresa privada, clubes cívicos, campesinos, obreros, estudiantes,
profesionales etc. Va a hacer falta muy buena voluntad, vocación
de Patria, nada de egoísmo ni mediocridad, teniedo al margen la política.
Ningún panameño, rico o pobre, debe estar fugitivo de la gloria
de ver nuestra Patria libre y soberana. Es la oportunidad única de
unirnos como pueblo en torno a un ideal cristalizado, conscientes que el
águila del norte no será más árbitro de nuestro
destino.


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AYER GRAFICO |
El Partido Demócrata Cristiano en los tiempos en que era firme baluarte
contra la dictadura. |


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