Vivimos en un mundo de contradicciones. Mientras muchas personas gastan enormes cantidades de dinero en adquirir productos para adelgazar, el setenta por ciento de los niños menores de seis años, en todo el mundo, sufre de desnutrición.
Así comenzaba un reportaje que hice hace veintinueve años al Dr. Cutberto Parillón, (ya fallecido). Era en ese entonces director del Departamento de Nutrición del Ministerio de Salud.
Leer ese reportaje me pone los pelos de punta. Es que la situación no ha cambiado mucho en el mundo, y en especial en Panamá.
Me decía el ex compañero de escuela primaria y secundaria Parillón, que en nuestro país casi dos de cada tres niños menores de cinco años sufría en aquella época de desnutrición. ¿Y ahora, cuánto serán?
Si no me equivoco, la desnutrición sigue afectando a miles de chiquillos panameños. Por el otro lado la gordura (obesidad), también afecta a miles más.
Casi treinta años han pasado. Se han gastado millones en todo el mundo, y sigue la desnutrición dañando los cuerpecitos de muchos niños. Eran 350 millones en 1977.
En Chile cuando estudiaba Sociología se me dijo que un niño desnutrido en sus primeros años, no podría desarrollar bien su cerebro.
Entonces no alcanzaría su potencial mental y eso afectaría su futuro laboral.
A finales de los sesenta la frase impactante era la siguiente: "el hijo mal alimentado de un pobre, cuando grande seguirá siendo pobre, porque no tendrá suficiente inteligencia para estudiar".
El Dr. Parillón murió joven. Su desaparición no sólo la sintieron sus amigos de estudiosos, sino mucha gente humilde a quienes trató.-
Era una persona llena de entusiasmo por lo que decía. Se podría decir que no había perdido esa alegría de vivir que tienen los niños.
En la entrevista dio solución para evitar la desnutrición.
Señalaba que había que tener una dieta "adecuada" para el niño.
Había que consumir todos los días productos animales (carnes) legumbres, frutas, granos y raíces.
Cuando le pregunté otras causas de la desnutrición, Parillón me explicó que las había de tipo sociales, económicos y políticos.
Claro que la pobreza impedía que muchos niños tuvieran alimentos suficientes, indicaba el Dr. Parillón hace casi treinta años.
También ciertos alimentos no se podían encontrar. Hay falta de conocimientos de los mejores y las ideas equivocadas, como consumir leche de lata en lugar de la materna y comida de frascos al bebé.
¿Ha cambiado algo este terrible panorama?