La selección femenina de baloncesto brasileña no se intimidó ayer con los pergaminos ni las ventajas físicas de las jugadoras de República Checa y en su mejor presentación en lo que va del Mundial se clasificó para las semifinales al imponerse por 75-51.
Las campeonas de Europa apenas jugaron con cierta autoridad diez minutos, el primer cuarto en el que aceptaron un juego abierto, de toma y daca, con llegadas alternadas y fulminantes a los perímetros que ningún cardiaco hubiera podido resistir y que terminó con un vibrante empate 19-19.