Domingo 13 de sept. de 1998

 








 

 

 


MENSAJE
Mire siempre lo bueno y verá lo hermoso de la vida

Monseñor
Rómulo Emiliani

Nuestra vida es como un viaje muy corto que nos ofrece miles de momentos agradables y hermosos, gozos puros, nobles y buenos que generalmente se nos escapan inadvertidamente.

Cada acontecimiento de nuestra vida nos da una enseñanza; de cada uno de ellos podemos extraer una lección - no permitamos que se nos escape una sin extraer su esencia e incorporarla a nuestra experiencia vital.

Todas las cosas encierran una enseñanza, pero hay que tener la llave por extraerla, para sacarla. Esta llave es el sentido de admiración por lo moralmente valioso.

La experiencia de la vida se nutre principalmente de experiencias propias, por eso reflexionar sobre los acontecimientos trascendentales nos ayudará a no dormirnos en el viaje de la vida.

Su felicidad tanto para esta vida como para la futura, depende de fijar su mente en las cosas agradables, porque somos lo que contemplamos. Por la misma razón psicológica, todo lo feo, lo repugnante debe ser apartado de nuestra vida.

La contemplación de lo bello y bueno que nos rodea, ejerce una influencia saludable sobre el cuerpo en general, y sobre el espíritu en particular, por lo cual se ejerce una influencia positiva en nuestra personalidad.

Mire siempre lo bueno y será feliz, contemple lo bello - la naturaleza, la alegría infantil, las buenas cualidades de los demás, el aspecto sonriente de la vida, sáquelos; eso le servirá de alimento nutritivo y le hará sonreír aún en los peores momentos.

Embellezca su vida y para eso descubra lo bueno que le regala cada día.

Descubra que la admiración de lo hermoso es siempre vivificante. No sea insensible a la belleza y a la bondad; descubrirá que en ese viaje suyo por el mundo, hay muchas cosas bellas y hermosas, muchas más que malas.

Quiere usted mejorar? Entonces cultive la admiración por las cosas buenas que tienen los demás y verá como logra un cambio. Si no lo hace envenenará su existencia.

Pablo dijo en su se-gunda carta a los Corintios, capítulo 13, "El que ama no piensa mal". "El hombre que viva esto, descubrirá el secreto de la felicidad. Si usted quiere ser una persona auténticamente feliz, mire siempre lo bueno, acostúmbrese a tener una mente positiva; en definitiva, a tener un corazón limpio. Empiece a trabajar en esto, pues recuerde que Dios dijo: "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios".

Cualquiera que sea el camino que sigamos -ya sea de amor o de odio - asimismo será el final de nuestro viaje.

 

 

 

 


 

PUESTA EN ESCENA
Entrevista a Aurelio Paredes.

 

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