Amuchos de la tercera edad nos molesta enterarnos de la ignorancia que hay entre la juventud, sobre los días horribles que vivió Panamá con la dictadura militar. Y cuando buscan referencias en textos de Historia, no las encuentran. Pareciera que existiera una conspiración para ocultar este hecho.
A lo mejor ello sucede, porque todavía están activos algunos de los personajes que abusaron de los Derechos Humanos de este pueblo "alegre y confiado".
Otro de los argumentos sería que "hay que cerrar las heridas y mirar hacia adelante". Esto es conveniente para la impunidad de asesinos, torturadores y abusivos de la dictadura.
Hablar del Dr. Hugo Spadafora en las aulas es confirmar esta situación. A lo sumo saben que le cortaron la cabeza por oponerse a Noriega.
Yo puedo referirme a este mártir con detalles, porque fui su amigo.
Estaba en el Instituto Nacional un año por delante, y nunca lo conocí. "Era un comelibros" que solamente pensaba en las notas", me confesó Hugo.
Cuando fue a estudiar Medicina en la universidad italiana de Boloña, desarrolló su sensibilidad social. Comprendió que debía tener un compromiso con los que sufrían por las dictaduras.
Por eso fue médico para las guerrillas de Amílcar Cabral, en lo que es hoy Guinea Bissau (África).
En Panamá ayudó a grupos armados contra la dictadura militar. Por eso lo detuvieron.
Cuando Omar Torrijos supo que un médico estaba detenido, habló con él por horas. De esa celda Spadafora salió convencido de que la dictadura quería una "revolución" en Panamá.
Ocupó cargos directivos de Salud, el último como Viceministro. Ese fue el momento en que lo conocí.
Todavía me parece oírlo hablar de sus actividades en África, cuando le organizaba un libro sobre eso.
Fui quien sugirió al Dr. Spadafora dirigiera la "Brigada Victoriano Lorenzo", formada por panameños que deseaban luchar contra la dictadura de Somoza, en Nicaragua.
Hizo una llamada y dirigió ese movimiento que lo llevó a la fama.
Luego le sugerí que organizara a las juventudes panameña y se negó. No "quería afectar el liderazgo de Torrijos". (También le advertí de los peligros, pero estaba convencido de que nadie lo atacaría...)