El muchacho regresaba a casa de sus padres después de haber pasado casi un mes con sus abuelos...
No regresaba más gordo a como lo recibió su abuela, y tampoco traía de vuelta más modas de ropa que las que llevó. Se apareció en casa de sus papás con algo mucho más importante, más valioso y más necesario, que ropa, zapatos, casa y comida. Ahora, y en su momento, manejaba vocablos como "buenos días", "por favor", "gracias", y "permiso". A la hora de comer, antes de sentarse a la mesa, se lavaba las manos, y antes de llevarse la primera cucharada a la boca, rezaba dándole gracias a Dios por los alimentos que iba a ingerir, y antes de acostarse, después de haberse cepillado los dientes; le daba las buenas noches a todos y, rezando con la mirada en lo alto, susurraba, 'hasta mañana, Papa Dios...'.
¡Ya, Luis... déjate de tantas mariqueras y pórtate como un hombre... carajo...!
A pesar de haber sido ofendido, el muchacho, muy calmadamente, le dijo a su padre:
"No te enojes, papá...dice mi abuela que el árbol que crece torcido jamás podrá ser enderezado, y por eso es que aunque tú ya estas crecido, de todas maneras quiero ver si puedo enderezar lo que todavía hay torcido en esta casa...
¡Tú y tu abuela me valen...! (Resulta que la abuela de Luis es la suegra del papá).
El que suscribe apoya y se solidariza con Luis porque no consideró "mariqueras" dar las gracias por un servicio o favor recibidos; tampoco es mariquera pedir permiso para pasar entre dos personas (en vez del acostumbrado, "juego varón, dame un chance ahí...). Igualmente no es mariquera tener a Dios presente en todo lo que hagamos.
Así que, vaya para todas las abuelita de los muchachos que, como Luis, les enseñan buenos modales y valores morales... para ellas, mil y una felicitaciones, aunque entendemos que los menos afortunados esos que no tienen una abuela como la de Luis - seguirán pensando que la decencia es una cuestión propia de maricas, y sólo se acuerdan de Nuestro Señor cuando las cosas no les salen como ellos creen tener derecho... más que los demás.
¡Au Revoir!